lunes, 31 de agosto de 2009

Una pequeña opinion de lo que voy leyendo....

Susan Sontag nació en 1933 en New York, escritora y activista estadounidense. Estudió en las Universidades de California, Chicago,París y Harvard; escribió muchas novelas, además de ensayos sobre fotografías, cine y teatro. En el año 2003 recibío el Premio Principe de Asturias.
Sontag escribe sobre fotografías de soldados en donde se deja constancia...:"La cámara es el ojo de la historia"...
Supuestamente la fotografía era una composición en donde uno posaba, sujetos vivos, paisajes, etc. Ella nos escribe sobre las fotografias que eran trucadas, ya que los fotógrafos de aquel tiempo preparaban sus cámaras sobre trípodes, lo que resultaba bastante incómodo y al tardar tanto tenían que preparar escenografias, la escena era trucada haciendo posar al muerto o tendiendo sobre el piso las balas del cañón.
Los muertos eran tirados afuera en el patio y los perros y buitres terminaban el trabajo.
Después de un tiempo ya no pudieron trucar las fotos, ya que las cámaras de televisión tambien se acercaban a la escena de la guerra y esto causaba que tenian que sacar fotos tal cual estaban, editandolas sin importar lo crueles que fueran, desgarradoras o crudas.
Uno no puede imaginar lo espantosa que pueda ser una guerra, Susan la analiza desde distintas etapas a traves de la historia.
No somos quienes para juzgar a estos soldados que infringieron dolor a otras personas, no podemos saber si lo hicieron para demostrar poder, autoridad, placer, por algún motivo que solo ellos sabrán.......

martes, 18 de agosto de 2009

Definición e historia [editar]
Iconografía es la ciencia que estudia el origen y formación de las imágenes, su relación con lo alegórico y lo simbólico, así como su identificación por medio de los atributos que casi siempre les acompañan. Esta ciencia tiene su origen en el siglo XIX y fue desarrollada a lo largo del XX. El gran estudio de la iconografía y su desarrollo se dio especialmente en el Instituto Warburg de Londres, bajo la dirección del historiador y crítico de arte Erwin Panofsky. A partir de entonces vieron la luz numerosas obras de estudio sobre el tema, enciclopedias y diccionarios. En España, citar al historiador del arte Santiago Sebastián
Los tres grandes campos de la iconografía son la mitología clásica, la mitología cristiana y la temática sobre las representaciones civiles.
La iconografía (palabra compuesta de icono y grafe -descripción-) es la descripción de las temáticas de las imágenes y también el tratado o colección de éstas.
Los matices de su diferencia conceptual con la iconología son a veces poco precisos.

Un militar es un individuo que forma parte de unas Fuerzas Armadas, ostentando un puesto jerárquico, (rango o grado) dentro de ellas. Por lo tanto no es militar el perteneciente a cualquier grupo armado más o menos organizado, sino el miembro de unas fuerzas armadas dependientes de un estado, sean estas mayoritariamente profesionales o formadas por ciudadanos reclutados (caso de la leva). Dichas fuerzas "no militares" se conocen como paramilitares.
La doctrina que defiende la primacía del ejército en la sociedad recibe el nombre de militarismo.

La historia militar tiene una serie de propósitos, entre ellos por ejemplo aprender de situaciones y errores del pasado para poder realizar una labor bélica más efectiva en el futuro, crear un sentimiento de tradición militar para crear fuerzas militares cohesionadas o aprender a prevenir la guerra de una forma eficaz. El conocimiento humano en materia militar se basa ampliamente en la historia oral y escrita de los conflictos militares, los ejércitos y armadas participantes, y más recientemente, las fuerzas aéreas. Existen dos tipos de historia militar:
-Descriptiva, que presenta las crónicas de los conflictos sin valorar las causas, conductas, desenlace y efectos de un conflicto;
-y analítica, que se encarga de indagar en los motivos, la naturaleza, la conclusión y los resultados de los conflictos, como una forma de derivar el conocimiento y comprender los conflictos en conjunto, para prevenir la repetición de errores en el futuro, sugerir mejores métodos de uso de las fuerzas o evidenciar la necesidad de nuevas tecnologías.
WIKIPEDIA
Se llama instrucción militar a la preparación y formación que reciben los efectivos de las Fuerzas Armadas para desempeñar sus funciones. Esta puede variar en el tiempo según el trabajo que deba desempeñar el soldado. Existen varios tipos de instrucción militar:
Argentina [editar]
En la Argentina el Servicio Militar Obligatorio fue instituido en el año 1901 por el entonces Ministro de Guerra Pablo Richieri, mediante el Estatuto Militar Orgánico de 1901 (Ley N° 4.301), durante la segunda y última presidencia de Julio Argentino Roca.

Placa del Regimiento de Infantería 1 "Patricios"
La edad de los reclutas y el tiempo de su permanencia en el servicio varió con el tiempo, en sus comienzos, se reclutaba a ciudadanos de entre 20 y 21 años, y su duración era de 18 a 24 meses. En las décadas previas a su suspensión, se reclutaba a hombres de 18 años por un sistema de cupo variable por sorteo que los distribuía entre las tres fuerzas armadas. Era de hasta 14 meses de duración y se lo conocía popularmente como "Colimba", palabra que se supone estaba formada por un acrónimo en alusión de tres actividades frecuentes en los conscriptos correr, limpiar y barrer). En el año 1994, el asesinato de un conscripto de 18 años, Omar Carrasco (véase "Caso Carrasco"), por otros dos soldados instigados por un oficial, puso en tela de juicio al Servicio Militar. A partir de este hecho, el maltrato a soldados en distintas guarniciones del país tomó estado público, y el 31 de agosto de 1994, durante el gobierno del presidente Carlos Menem, se suspendió la ley del Servicio Militar Obligatorio. Debe señalarse que la conscripción militar no ha sido abolida. La Ley de servicio militar obligatorio sigue vigente; puede ser puesta en práctica en tiempos de guerra, crisis o emergencia nacional. Estas condiciones son definidas por las autoridades del estado.


Las iniciativas que parten de los militares que están determinadas por el “buen deseo”
y en ligazón con las Ordenanzas . El compañerismo unido junto a la idea de fraternidad hace
que los lazos de afinidad sean mucho más fuertes y estén dilucidadas en la forma de
“verdaderos hermanos, que como tales se aman y se estiman mutuamente”45. Pero sólo con
esto no es suficiente, esta unión debe presentar unos intereses comunes para todos; el
sacrificio hacia la Patria representado por su sangre derramada; los gustos, costumbres y
educación.
Esta sangre que vierte el Ejército lo hace en aras del progreso de la humanidad, y
como su sacrificio hacia éste. De esta manera, se muestra un grupo homogéneo en el que
están unidos todos por intereses que van más allá de una simple relación basada en la
jerarquía: Todos son hermanos guiados por un mismo fin y con unos mismos ideales.
Reafirmando la identidad de grupo, y con este hermanamiento despliegan su rasgo distintivo
que los diferencia de los “otros” y los presenta no como hombres sino como militares, que se
43 .- PRATS Y GIMENO, Juan (1904): Concepto de los pueblos considerados en su espíritu militar, Madrid,
CEA.
interpreta para ellos como la expresión máxima donde esta incluida la significación de ser
hombre “sígase uno a uno todos los pasos que da el hombre providencial, en la carrera de las
armas, y se verá que cada paso es efecto de una circunstancia, de un incidente que
comprendía admirablemente el corazón del soldado, y que el hombre ha ido vistiendo, sin
apercibirse ni el ni las personas que le rodean, todo el traje y atavíos del genio guerrero”46.
El grupo de los civiles se interpreta bajo esta forma, “El ciudadano que, en medio de
un país libre, se ofrece en paz como un esclavo, hombre sin voluntad, sin libertad sino
albedrío, y en la guerra se ofrece en paz como mártir en lo más hermoso de la vida, no se le
debe medir por el mismo nivel que a los demás”47 es un pobre iluso que cuando llega la hora
de luchar no puede porque falla lo básico, su educación en los valores de la Patria. El
ciudadano como tal, ese hombre (conjunto de los civiles representado en la palabra
ciudadanos) que llega a las filas los militares le deben transformar, excitando sus virtudes, reconducir sus vicios hasta hacerlos desaparecer y apaciguar las pasiones para que sean efectivos durante el tiempo que están en la Milicia.
Esta preocupación hacia el otro tiene su base no sólo en la necesidad de compartir
con “el otro” su grandeza, ya que a éste solamente se le dan algunos valores ya que es para la
Milicia un “elemento” más carente de significado individual y conducido para los objetivos
del Ejército48.
La Ordenanza se interpreta por el civil como algo que oprime, para el militar oprime
más en la sociedad civil la pobreza. Que se contraponga ciudadanos frente a militares no es
casual, ya que se busca una categoría similar a la suya que implique esta idea de conjunto.
El conjunto militar se ve como una máquina por tanto con una función propia y
determinada, que está definida por el fin para el que esta “construida” como “una poderosa
palanca que ha de levantar a nuestro país a nivel de las naciones (...)”49ilas como analfabeto, el Ejército hace el favor de darle lo mínimo
de educación y que participe de su grandeza. Los civiles, los ciudadanos no tienen dignidad
se debe conseguir por la acción y sacrificio de los militares. Este hombre que llega a filas los

SUSAN SONTAG

Susan Sontag (Nueva York, 16 de enero de 1933 - Nueva York, 28 de diciembre de 2004) fue una novelista y ensayista estadounidense. Aunque se dedicó principalmente a su carrera literaria y ensayística, ejerció la docencia o dirigió películas y obras teatrales.
Contenido[ocultar]
1 Trayectoria
2 Obra
3 Bibliografía
4 Fuentes
5 Premios
6 Enlaces externos
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Trayectoria [editar]

Antiguo edificio editorial de un diario de Sarajevo. Sontag vivió varios meses en Sarajevo durante el asedio, en los que dirigió la representación de la obra Esperando a Godot en un teatro de Sarajevo.
Sontag, que recibió al nacer el nombre de Susan Rosenblatt, nació en Nueva York. Fue hija de Jack Rosenblatt y Mildred Jacobsen, ambos judíos estadounidenses. Su padre se dedicaba al negocio de comercio de pieles en China, donde falleció a causa de la tuberculosis cuando Susan contaba con cinco años de edad. Siete años después su madre contrajo matrimonio con Nathan Sontag, y desde ese momento Susan y su hermana Judith adoptaron el apellido de su padrastro.
Sontag se crió en Tucson (Arizona) y posteriormente en Los Ángeles, donde se graduó en la North Hollywood High School, a la edad de 15 años. Prosiguió estudios en universidades como la de Berkeley, Chicago, Paris y Harvard.
Durante su estancia en Chicago, a la edad de 17 años, Sontag contrajo matrimonio con Philip Rieff, tras un noviazgo de tan sólo diez días. La pareja tuvo un hijo, David Rieff, quien se convertiría posteriormente en el editor de su madre en la editorial Farrar Straus and Giroux. El matrimonio entre Sontag y Riff tuvo una duración de ocho años, tras los cuales se divorciaron en 1958.
Los últimos años de su vida mantuvo una relación sentimental con la fotógrafa Annie Leibovitz.
Sontag falleció el 28 de diciembre de 2004, en el hospital Memorial Sloan Kettering de Nueva York, a la edad de 71 años, debido a complicaciones de un síndrome mielodisplásico que desembocó en una leucemia mielógena aguda. El origen de la leucemia fue probablemente la radioterapia recibida casi tres décadas antes, empleada para la curación de un avanzado cáncer de mama que sufrió cuando tenía 43 años.
Está sepultada en el cementerio parisino de Montparnasse.

Obra [editar]
Se dio a conocer con una recopilación de ensayos y artículos, Contra la interpretación (1964), a la que siguieron los ensayos Estilos radicales (1969), Sobre la fotografía (1975), La enfermedad y sus metáforas (1978), Bajo el signo de Saturno (1980) y El sida y sus metáforas (1989).
Es autora también de obras narrativas (El benefactor, 1963; Yo, etcétera, 1978; The way we live now, 1991; El amante del volcán, 1995; En América, 2000; Tierra prometida, 1974; y Giro turístico sin guía, 1984). Fue directora de las obras teatrales Jacques y su señor (Jacques y su amo, según la traducción en otros países hispanohablantes) (Milan Kundera, 1985) y Esperando a Godot. En 2003 también escribió Ante el dolor de los demás.

Bibliografía [editar]
Aproximación a Artaud (1976), Lumen; ensayo.
La enfermedad y sus metáforas (1980), El Aleph / Muchnik; ensayo.
Estilos radicales (1985). El Aleph / Muchnik / Taurus Ediciones / Suma de Letras; ensayo.
Bajo el signo de Saturno (1987), Edhasa; ensayo.
El amante del volcán (1996), Alfaguara / Círculo de Lectores; novela.
El benefactor (1996) Alfaguara / Suma de Letras; novela.
Contra la interpretación (1996), Alfaguara / Taurus; ensayo.
La enfermedad y sus metáforas. El sida y sus metáforas (1996), Taurus; ensayo.
Sobre la fotografía (1996), Edhasa; ensayo.
Yo, etcétera (1997), Taurus / Seix Barral / Suma de Letras; relatos.
En América (2002), Alfaguara; novela.
Ante el dolor de los demás (2003), Alfaguara / Círculo de Lectores; ensayo.
El benefactor, Alfaguara / Lumen.
El poder de la palabra, Nobel; ensayo.
Al mismo tiempo: Ensayos y conferencias. (2007), Mondadori; ensayo
WIKIPEDIA

La vida secreta de Susan Sontag
SACO LOS COLORES durante décadas a la sociedad norteamericana, pero protegió férreamente su intimidad y mantuvo casi en secreto su relación con la famosa fotógrafa Annie Leibovitz. Tras su muerte, los detalles empiezan a salir a la luz
FERRAN VILADEVALL. Los Angeles (EEUU)
INTELECTUAL. Sontag, azote de las conciencias estadounidenses.Abajo su pareja, Annie Leibovitz.

Era una mujer pública pero pocos conocían sus intimidades. Hablaba claro y con bravura, pero se mostraba vaga y escurridiza cuando se trataba de descubrir su lado más personal. Días después de los ataques del 11-S, por ejemplo, arremetió contra la ceguera patriótica: «En temas de coraje, se puede decir lo que sea de los culpables de la masacre, pero no que fueran cobardes». Ella planteó la pregunta que ha estado flotando en el ambiente desde la tragedia: «¿Dónde está el reconocimiento de que esto no fue un ataque cobarde a la civilización o a la libertad o a la humanidad o al "mundo libre", sino un ataque al autoproclamado superpoder; ejecutado como consecuencia de las alianzas específicas y acciones de América?»Pero Sontag ya tenía experiencia en sacar los colores a los que crean conflictos. Cuando la guerra de Vietnam, acusó a la raza blanca de «ser el cáncer de la historia humana». Irónicamente sería otro cáncer -una leucemia-, lo único que ha podido hacerla callar.¿Quién era Susan Sontag? Se sabe que estaba unida a la fotógrafa estadounidense Annie Leibovitz, una relación que duró tres lustros.Leibovitz es toda una institución que se hizo un nombre con sólo 31 años al fotografiar a un John Lennon desnudo abrazado a Yoko Ono para la revista Rolling Stone. Una instantánea hecha sólo horas antes de que Lennon fuera asesinado.Pero a pesar de ser puntos de referencia de la cultura y las letras, ambas guardaron celosamente los detalles de su relación.Aunque se sabe que vivían en pisos separados en el mismo edificio de Chelsea, en Manhattan.Hace tres años cuando Leibovitz dio a luz por cesárea a Julia Margaret Cameron, su primera y única hija, organizaron una fiesta conjunta para celebrar el evento. Sólo acudió la aristocracia intelectual de la gran manzana. Un círculo elitista en el que se incluye el actor Michael Douglas y la editora de la difunta revista Talk, Tina Brown. Si alguien se escandalizó porque Leibovitz hubiera parido a los 52 años, o por la clamorosa ausencia de un padre natural del bebé, nadie dijo nada.Su círculo de amistades siempre ha cerrado filas entorno a la pareja, cuya fortuna se estima en 30 millones de dólares. Su silencio ha ayudado a perpetuar el misterio y el secretismo acerca de su relación. Y nadie sabe exactamente a qué se deben tantas precauciones.La clave puede estar en sus amistades. Según el profesor Carl Rollyson, que escribió una biografía de Sontag en 2000, la pareja siempre tuvo amigos muy poderosos. Y «la gente está temerosa de hablar».Desde The New Yorker, la revista cultural más prestigiosa de Estados Unidos, se duda de la veracidad de las elucubraciones de Rollyson, que aparentemente hace uso de afirmaciones que Sontag hizo a sus más íntimos sin que haya sido confirmada su participación en el libro. La revista critica, además, que Rollyson se basara principalmente en la opinión de la feminista y comentarista social Camille Paglia -a quien el libro califica de lesbiana a pesar de su ambigüedad al respecto-. Paglia, admiradora acérrima de Sontag, vio como la intelectual se volvía contra ella por su obsesiva devoción. Eso explicaría su resentimiento.¿Por qué tanta discreción? Hay rumores. Uno de ellos hace referencia a la inseminación artificial de Leibovitz. Dicen las malas lenguas que la fotógrafa -que cobra unos 100.000 dólares por día de trabajo-, recibió esperma de David Reiff, el único hijo de Susan Sontag.Un rumor alimentado por la excelente relación entre Reiff, que ya ha llegado a la cincuentena, y su madre. Para aclararlo, hizo falta que una de las personas de su círculo rompiera silencio.Fue nada menos que Marilyn, la madre de Leibovitz. «De ninguna manera. Por Dios», zanjó la señora. Según su versión, el esperma venía de un banco. Por ella se sabe también que Sontag estuvo presente en el parto y que Leibovitz -fotógrafa de la revista Vanity Fair-, se llevó su inseparable cámara para inmortalizar a la recién nacida.Pero es difícil creer que la inseminación artificial o el parto fueran las causas de su secretismo. Quizás fuera su sexualidad.Leibovitz reconoció la influencia de Sontag en su vida, pero no fue más allá. Por su parte, Sontag declaró que «había amado a hombres y mujeres». Pero su preferencia por las mujeres quedó más clara cuando en 1999 ayudó a Leibovitz a fraguar Women, un libro que retrata la feminidad en el cambio de milenio con fotografías de ella y textos de la escritora.Sin embargo, Sontag y Leibovitz no aprovecharon su estatura pública para defender sus causas. Y eso no sentó bien a los activistas homosexuales. Pero hay quien opina que para Sontag -autoproclamada «moralista obsesiva» y «fanática de la seriedad»-, usar el lesbianismo como bandera hubiera sido contraproducente para una mujer «cuya inteligencia era aún mayor que su talento», según el novelista Gore Vidal. De hecho, el silencio sobre sus preferencias sexuales no hizo más que aumentar su poder como voz contemporánea. Ahora que no está, es posible que salgan a la luz más detalles sobre su vida privada. Llegarán, pero no inmediatamente.
ASI ACUSABA
EEUU. «Siento un poco de vergüenza de ser estadounidense. Siempre me ha molestado la vanidad de querer ser los primeros, la cultura popular, las películas de Hollywood... Quizá por eso me gusta tanto sentirme extranjera. Me interesan más los derrotados que los vencedores».11-S. «La desconexión entre lo que sucedió y cómo podría entenderse y las tonterías farisaicas y abiertos engaños difundidos por todas las figuras públicas estadounidenses y analistas de televisión son asombrosos, deprimentes»POLITICA. «La política, la política de una democracia -que implica desacuerdo, que promueve la sinceridad-, ha sido sustituida por la psicoterapia».BUSH. «No hay ninguna razón para centrarse en la simplista retórica de cowboy de Bush que, durante aquellos días inmediatamente postriores al 11-S, pasó de la cretinez más absoluta a la siniestralidad más lúgubre».«GUERRA SANTA». «EEUU se ha comportado de una manera brutal e imperialista, pero no está involucrado en ninguna operación general contra lo que denominamos mundo islámico».INTELECTUALES. «Entra de lleno en la gran tradición el anti-intelectualismo norteamericano el recelo hacia el pensamiento, hacia las palabras.Y presta un gran servicio a los fines del actual gobierno. Decir algo podría resultar polémico. Mejor no decir nada».


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Sobre la fotografíaSusan Sontag


Sobre la fotografía - Susan Sontag
Hace treinta años desde que se publicó por primera vez Sobre la fotografía, de Susan Sontag.A pesar del tiempo, sigue teniendo vigencia, sigue siendo una obra refrescante y, en muchos casos, reveladora.La importancia de este libro estriba en la estrecha relación que Sontag establece entre fotografía y sociedad.Entre una determinada forma de creación de imágenes característica de la modernidad y post-modernidad y la sociedad entendida como organización de poder y como contexto ideológico para la creación estética.Puede criticarse una falta de consistencia estructural del libro.Pero esto, al mismo tiempo, se convierte en uno de sus grandes valores.Se debe leer Sobre la fotografía como un conjunto de aforismos.Es una amalgama de estímulos que dispara la reflexión sobre los más variados temas relacionados con este arte-técnica: la importancia del tiempo como valor en la representación, la relación entre la fotografía y la manera de ver la realidad, el romanticismo de la imagen fotográfica, la concepción de lo bello, ...La organización en parágrafos del libro permite esta lectura pautada y pausada que nos facilita dejarnos llevar de la mano de Sontag hacia lugares en muchos casos no explorados.Pero ella nos deja en la puerta.Antes de seguir con un profundo análisis de los temas tratados, cambia de asunto.A nosotros no nos queda más que dar unos pasitos adelante para contagiarnos del entusiasmo que la escritora muestra.Entonces comenzaremos a tener una perspectiva más global sobre lo que la fotografía supone dentro de nuestra cultura y sociedad.Por ejemplo, es magnífica la fórmula de " pathos generalizado de la añoranza " que Susan Sontag utiliza para referirse al vínculo que la fotografía mantiene con la nostalgia y el paso del tiempo.Para ella, supone una forma de lucha contra su irremediable paso y, por lo tanto, un mecanismo de control de la angustia que esto conlleva.Todo ello se convierte en un terreno de arenas movedizas.Sontag sugiere la interrelación que se establece con el poder y la estética de la visión y llega a afirmar: " Las sociedades industriales transforman a sus ciudadanos en vaciaderas de imágenes; es la forma más irresistible de contaminación visual ". Ahí es nada.Así pues, la fotografía se convierte en una ética visual en la medida en que indica lo que merece la pena ser visto ( " ¡ Qué pena no tener una cámara para fotografiar esto ! ", nos decimos a veces ).Pero, además, podemos hallar otra faceta de la ética en este libro yendo un poco más allá: la referente a la responsabilidad del fotógrafo como consolidador de ideologías.Magnífica es también otra de las ideas tratadas a lo largo de toda la obra: la realidad en sí misma de las fotografías." La fotografía es la realidad, y el objeto real a menudo se considera inferior ".Este medio de imaginería constriñe, amolda, en definitiva, educa la forma de percibir y qué percibir.De ahí la estrecha relación entre fotografía y cultura y la necesidad de dilucidar los elementos constitutivos del lenguaje fotográfico.Éstos son, desde luego, estéticos ( como el primer plano o la abstracción por la vía de la atomización ), técnicos y objetuales, pero también socio-históricos en la medida en que desde su nacimiento ha sido parte de los modos de representación de la burguesía y, por extensión, de las clases medias.El sexo y la pobreza ( como también la riqueza ), núcleos temáticos que aparecen de alguna u otra forma en un altísimo porcentaje de las fotografías que vemos diariamente, se trasforman en códigos semánticos de los métodos perceptivos actuales.Pero no forman parte de una realidad extensa, sino una estrecha realidad no compartida por esa clase social creadora de ideología.La fotografía sirve para alejar la realidad temporalmente.Según Sontag transforma el presente en pasado.Se alcanza así una cierta equidad basada en el distanciamiento.Ante esta falta de crítica sobre lo que es aquí y ahora, Sontag la acusa además de una imposibilidad de representar otros mundos posibles.Para la autora, no se puede crear conocimiento mediante la fotografía por dos razones: dota de un valor nostálgico a la realidad y sólo puede representar, pero de forma sincrónica.Ella entiende que es en la diacronía de los procesos donde se encuentra la posibilidad de explicar.Me parece que yerra en dos puntos.En primer lugar, es posible una comprensión exclusivamente centrada en un tiempo determinado, al menos en cierto nivel.El discurso verbal es un medio óptimo para explicar mediante concatenaciones o causalidades de acontecimientos.Por su parte, la imagen, lleva a una compresión que va más allá del aspecto digital del lenguaje.La comprensión en este caso se apoya en contenidos analógicos de recreación de la realidad.En otras palabras, cuando veo la foto Rue Mouffetard de Cartier-Bresson, no sé exactamente de dónde viene el crío con sus dos botellas, tampoco a dónde va o qué narices va a hacer con el vino.Pero sí comprendo el gesto, la actitud, lo que expresa su posición corporal ...Son ámbitos diferentes de la realidad, pero no se puede afirmar que la fotografía es incompatible con la compresión.Por otro lado, no es cierto que la diacronía no tenga cabida en la fotografía.Cuando se observa la conocida foto de Huynh Cong de la guerra del Vietnam, la entendemos porque irremediablemente comprendemos el proceso que ha llevado a la pequeña a tal execrable estado, desnuda y con la piel quemada en medio de ninguna parte.Dentro de la imagen están, aunque en elipsis, los acontecimientos anteriores que han llevado a la realidad congelada.Siempre se tiene en cuenta la importancia de esos elementos omitidos al igual que se tiene en cuenta el sujeto omitido en cualquier frase, aunque no aparezca.A pesar de estas últimas líneas, me encanta Sobre la fotografía, aunque no comparta algunas de sus ideas.Susan Sontag tiene una capacidad envidiable para reflexionar sobre algunas de las cuestiones más interesantes de nuestra sociedad.Como ya dije, es inevitable verse contagiado de su entusiasmo y valorar, criticar, estar de acuerdo o en contra con cada una de sus pensamientos.Quizás resida ahí la clave de por qué esta obra ha resistido tan bien el paso el tiempo.Es un libro maravilloso.http://www.arenaeditions.com
Comentario: Rafael Moyano
Sobre la fotografía - Susan SontagISBN 84-350-1417-7Editorial Edhasa, 1996Avda. Diagonal, 519 - 52108029 Barcelona - España


TORTURAS
archivo del portal de recursos para estudianteswww.robertexto.com
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Reflexiones de Susan Sontag sobre las fotos de torturas a los presos de la cárcel de Abu Ghraib en Irak Traducción Aurelio Major"Estas fotografías somos nosotros, es decir el gobierno de EE.UU.", dice Sontag. Su descarnado análisis del hecho fotográfico en la vida cotidiana, en la guerra y como forma posible de erotismo, crueldad y el placer mismo de ser fotografiado
Durante mucho tiempo —al menos seis decenios— las fotografías han sentado las bases sobre las que se juzgan y recuerdan los conflictos importantes. El museo de la memoria es ya sobre todo visual. Las fotografías ejercen un poder incomparable en determinar lo que recordamos de los acontecimientos, y ahora parece probable que en definitiva la gente por doquier asociará la vil guerra preventiva que Estados Unidos ha librado en Irak el año pasado con las fotografías de la tortura de los prisioneros iraquíes en la más infame cárcel de Sadam Hussein, Abu Ghraib.El gobierno de Bush y sus defensores se han empeñado sobre todo en contener un desastre de relaciones públicas —la difusión de las fotografías— más que en enfrentar los complejos crímenes políticos y de mando que revelan estas imágenes. En primer lugar, el reemplazo de la realidad con las propias fotografías. La reacción inicial del gobierno consistió en afirmar que el presidente estaba indignado y asqueado con las imágenes: como si la falta o el horror recayera en ella, no en lo que exponen. También se evitó la palabra tortura. Es posible que los prisioneros hayan sido objeto de "maltrato", en última instancia de "humillaciones": eso era lo más que se estaba dispuesto a reconocer. "Mi impresión es que las acusaciones hasta ahora han sido de 'maltrato', lo cual me parece que es distinto en sentido técnico a tortura —afirmó en una conferencia de prensa el Ministro de Defensa Donald Rumsfeld—. Y por lo tanto no pronunciaré la palabra tortura."Las palabras alteran, las palabras añaden, las palabras quitan. Que se evitara tenazmente la palabra "genocidio", mientras más de ochocientos mil tutsis de Ruanda eran masacrados en unas cuantas semanas por sus vecinos hutus hace diez años, demostró que el gobierno estadounidense no tenía intención alguna de hacer algo al respecto. Negarse a llamar tortura a lo que sucedió en Abu Ghraib —y en otras cárceles de Irak y Afganistán, y en el "Campamento Rayos X" de la bahía de Guantánamo— es tan indignante como negarse a llamar genocidio a lo sucedido en Ruanda. Esta es la definición usual de tortura que consta en las leyes y tratados internacionales de los que Estados Unidos es signatario: "todo acto por el cual se inflija intencionadamente a una persona dolores o sufrimientos graves, ya sean físicos o mentales, con el fin de obtener de ella o de un tercero información o una confesión". (La definición proviene de la Convención Contra la Tortura y Otros Tratos o Penas Crueles, Inhumanos o Degradantes de 1984, y está presente más o menos con la mismas palabras en leyes consuetudinarias y tratados previos, desde el artículo tercero (ver) común a las cuatro convenciones de Ginebra de 1949 y en numerosos convenios recientes sobre derechos humanos, como el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos y las Convenciones europeas, africanas e interamericanas de Derechos Humanos.). En la Convención de 1984 se declara expresamente que "en ningún caso podrán invocarse circunstancias excepcionales, tales como estado de guerra o amenaza de guerra, inestabilidad política interna o cualquier otra emergencia pública, como justificación de la tortura". Y todos los convenios sobre tortura especifican que ésta incluye los tratos que pretenden humillar a las víctimas, como abandonar a los prisioneros desnudos en celdas y corredores.Cualesquiera que sean las acciones que emprenda este gobierno para contener los daños a causa de las crecientes revelaciones de torturas a prisioneros en Abu Ghraib y otros lugares —procesos, juicios militares, inhabilitaciones deshonrosas, renuncia de altos cargos militares y de los funcionarios del gabinete responsables, e importantes compensaciones a las víctimas— es probable que la palabra "tortura" siga estando vedada. El reconocimiento de que los estadounidenses torturan a sus prisioneros refutaría todo lo que este gobierno ha procurado que la gente crea sobre las virtuosas intenciones estadounidenses y la universalidad de sus valores, lo cual es la esencial justificación triunfalista del derecho estadounidense a emprender acciones unilaterales en el escenario mundial en defensa de sus intereses y seguridad.Incluso cuando el presidente fue al fin obligado, mientras el perjuicio a la reputación del país se extendía y ahondaba en todo el mundo, a enunciar la palabra "perdón", el foco del arrepentimiento aún parecía la lesión a la pretendida superioridad moral estadounidense, a su objetivo hegemónico de traer "la libertad y la democracia" al ignorar Oriente Medio. Sí, el señor Bush afirmó, de pie junto al rey Abdulah II de Jordania el 6 de mayo en Washington, que lamentaba "la humillación que han sufrido los prisioneros iraquíes y la humillación que han sufrido sus familias". Aunque, continuó, "lamento igualmente que la gente no comprendiera al ver estas imágenes el auténtico carácter y corazón de Estados Unidos".
Que el empeño estadounidense en Irak quede compendiado en estas imágenes debe de parecer, entre los que hallaron alguna justificación para una guerra que en efecto derrocó a uno de los tiranos monstruosos del siglo XX, "injusto". Una guerra, una ocupación, es inevitablemente un enorme entramado de acciones. ¿Qué hace que algunas sean y otras no sean representativas? La cuestión no es si la tortura fue obra de unos cuantos individuos (en lugar de "todos") —todas las acciones las realizan individuos— sino si fue sistemática. Autorizada. Condonada. Fue todo lo antedicho. El punto no es si la mayoría o una minoría de estadounidenses ejecutan tales acciones, sino si la naturaleza de las políticas que propugna este gobierno y la jerarquía desplegada a fin de consumarlas hace que estas acciones resulten más probables.Así consideradas, las fotografías somos nosotros.Es decir, son representativas de las singulares políticas de este gobierno y de las corrupciones fundamentales del dominio colonial. Los belgas en el Congo, los franceses en Argelia, cometieron atrocidades idénticas y sometieron a los despreciados y renuentes nativos con torturas y humillaciones sexuales. Añádase a esta corrupción generalizada la desconcertante y casi absoluta falta de preparación de los dirigentes estadounidenses en Irak para hacer frente a las realidades complejas de un país tras su "liberación", es decir, su conquista. Y añádanse las doctrinas globales del gobierno de Bush, a saber, que Estados Unidos se ha enfrascado en una guerra sin fin (contra un enemigo proteico llamado "terrorismo") y que aquellos detenidos en esta guerra son, si el Presidente lo decide así, "combatientes ilegales" —una política que enunció Donald Rumsfeld desde enero de 2002— y por lo tanto en "sentido técnico", como afirmó Rumsfeld, "no tienen derechos" que ampare la Convención de Ginebra, y se tiene la receta perfecta para las crueldades y los crímenes cometidos contra miles de prisioneros sin cargos y asesoría legal en cárceles gestionadas por estadounidenses y establecidas desde los atentados del 11 de septiembre de 2001.Así, pues, ¿la cuestión central no son las propias fotografías sino la revelación de lo ocurrido a los "sospechosos" arrestados por Estados Unidos? No: el horror mostrado en las fotografías no puede aislarse del horror del acto de fotografiar, mientras los perpetradores posan, recreándose, junto a sus cautivos indefensos. Los soldados alemanes en la Segunda Guerra Mundial fotografiaron las atrocidades cometidas en Polonia y Rusia, pero las instantáneas en que los verdugos se colocan junto a las víctimas son muy infrecuentes, como puede apreciarse en un libro de reciente publicación, Photographing the Holocaust ("Fotografiar el Holocausto") de Janina Struk. Si existe algo comparable a lo expuesto en estas imágenes serían algunas de las fotos de las víctimas negras de linchamientos efectuados entre 1880 y los años treinta, que muestran la sonrisa de estadounidenses pueblerinos bajo el cuerpo desnudo y mutilado de un hombre o una mujer colgados de un árbol. Las fotografías de linchamientos eran recuerdos de una acción colectiva cuyos participantes sintieron su conducta del todo justificada. Así son las fotografías de Abu Ghraib.Si hubiera alguna diferencia, sería la diferencia creada por la creciente ubicuidad de las acciones fotográficas. Las imágenes de los linchamientos correspondían a su carácter de trofeo: efectuadas por un fotógrafo cuyo fin era reunirlas y almacenarlas en álbumes; convertirlas en tarjetas postales; exhibirlas. Las fotografías que hicieron los soldados estadounidenses en Abu Ghraib reflejan un cambio en el uso que se hace de las imágenes: menos objeto de conservación que mensajes que han de circular, difundirse. La mayoría de los soldados poseen una cámara digital. Si antaño fotografiar la guerra era terreno de los periodistas gráficos, en la actualidad los soldados mismos son todos fotógrafos —registran su guerra, su esparcimiento, sus observaciones sobre lo que les parece pintoresco, sus atrocidades—, se intercambian imágenes y las envían por correo electrónico a todo el mundo. Cada vez hay más registros de lo que la gente hace, por su cuenta. Al menos, o sobre todo en Estados Unidos, el ideal de Andy Warhol de rodar hechos reales en tiempo real —si la vida no está montada ¿por qué debería montarse su registro?— se ha vuelto la norma de millones de transmisiones por Internet, en las que la gente graba su jornada, cada cual en su propio reality show. Aquí me tenéis: despertando, bostezando, desperezándome, cepillándome los dientes, preparando el desayuno, enviando a los chicos al colegio. La gente plasma todos los aspectos de su vida, los almacena en archivos de ordenador, y luego los envía por doquier. La vida familiar acompaña al registro de la vida familiar; incluso cuando, o sobre todo cuando, la familia está en medio de la crisis y el descrédito. Sin duda la incesante entrega a la videograbación doméstica mutua, en conversación o en monólogo, durante muchos años, fue el material más asombroso de Capturing the Friedmans (2003), el documental de Andrew Jarecki sobre una familia de Long Island implicada en acusaciones de pederastia. La vida erótica es, cada vez para más personas, lo que se puede capturar en las fotografías o el video digital. Y acaso la tortura resulta más atractiva, a fin de registrarla, cuando tiene un cariz sexual. Sin duda es revelador, a medida que más fotografías de Abu Ghraib se presentan a la luz pública, que las fotografías de las torturas se intercalan con imágenes pornográficas: de soldados estadounidenses manteniendo relaciones sexuales entre ellos, así como con prisioneros iraquíes, y de la coerción ejercida sobre estos presos para que ejecuten, o simulen, actos sexuales recíprocos. De hecho, el tema de casi todas las fotografías de torturas es sexual. (Salvo la imagen, ya canónica, del individuo obligado a permanecer de pie sobre una caja, encapuchado y al que le brotan cables, quizás advertido de que si cae será electrocutado.) Con todo, las imágenes de prisioneros atados muchas horas en posiciones dolorosas, o forzados a permanecer de pie otras tantas, con los brazos en alto, son más o menos infrecuentes. No hay duda de que se consideran como tortura: basta ver el terror en el rostro de la víctima. Pero casi todas las imágenes parecen formar parte de una más amplia confluencia de la tortura con la pornografía: una joven que guía a un hombre desnudo con una correa es clásica imaginería de dominación. Y cabe preguntarse en qué medida las torturas sexuales infligidas a los internos de Abu Ghraib hallaron su inspiración en el vasto repertorio de imaginería pornográfica disponible en Internet y que pretenden emular las personas que hoy se transmiten a sí mismas por redVivir "es ser fotografiado", poseer el registro de la propia vida, y, por lo tanto, seguir viviendo, sin reparar, o aseverando que no se repara, en las continuas cortesías de la cámara; o detenerse y posar. Actuar es participar en la comunidad de las acciones registradas como imágenes. La expresión de complacencia ante las torturas infligidas a víctimas indefensas, atadas y desnudas, es sólo parte de la historia. Hay una complacencia primordial en ser fotografiado, a lo cual no se tiende a reaccionar hoy día con una mirada fija, directa y austera (como antaño), sino con regocijo. Los hechos están en parte concebidos para ser fotografiados. La sonrisa es una sonrisa dedicada a la cámara. Algo faltaría si, tras apilar a hombres desnudos, no se les pudiera hacer una foto. Al mirar estas imágenes, cabe preguntarse ¿cómo puede alguien sonreír ante los sufrimientos y la humillación de otro ser humano? ¿Situar perros guardianes frente los genitales y las piernas de prisioneros desnudos encogidos de miedo? ¿Violar y sodomizar a los prisioneros? ¿Forzar a prisioneros con capucha y grilletes a masturbarse o a cometer actos sexuales entre ellos? Y da la impresión de que es una pregunta ingenua, pues la respuesta es, evidentemente: las personas hacen esto a otras personas. La violación y el dolor infligido a los genitales están entre las formas de tortura más comunes. No sólo en los campos de concentración nazi y en Abu Ghraib cuando lo gestionaba Sadam Hussein. Los estadounidenses, también, lo han hecho y lo siguen haciendo, cuando se les dice o se les incita a sentir que aquellos sobre los cuales ejercen un poder absoluto merecen el maltrato, la humillación, el tormento. Cuando se les lleva a creer que la gente a la que torturan pertenece a una religión o raza inferior y despreciable. Pues la significación de estas imágenes no consiste sólo en que se ejecutaron estos actos, sino en que sus perpetradores no supusieron nada condenable en lo que muestran las imágenes. Y lo más detestable, pues se pretendía que las fotos circularan y mucha gente las viera, es que todo eso había sido divertido. Y esta noción de esparcimiento es, por desgracia —y contrariamente a lo que el señor Bush le cuenta al mundo—, cada vez más parte "de la verdadera naturaleza y el corazón de Estados Unidos".Es difícil evaluar la creciente aceptación de la brutalidad en la vida estadounidense, pero las pruebas están por doquier, desde los videojuegos de asesinatos que son el espectáculo principal de los chicos —¿cuánto tardará el videojuego "Interroga a los terroristas"?—, hasta la violencia ya endémica en los ritos grupales de la juventud en un acceso de euforia. Los crímenes violentos están en baja, si bien ha aumentado el fácil regodeo en la violencia. Desde los rudos vejámenes infligidos a los alumnos recién llegados en numerosos bachilleratos de las urbanizaciones estadounidenses —retratadas en la película de Richard Linklater "Dazed and Confused" (Jóvenes desorientados, 1993)—, hasta las novatadas rituales con brutalidades físicas y humillaciones sexuales institucionalizadas en las escuelas, universidades y equipos deportivos, Estados Unidos se ha convertido en un país en el que las fantasías y la ejecución de la violencia se tienen por un buen espectáculo, por diversión.Lo que antaño se apartaba como pornográfico, como ejercicio de extremos anhelos sadomasoquistas —como en la última y casi insoportable película de Pasolini, Saló (1975), que exhibe orgías de suplicios en un reducto fascista del norte italiano en las postrimerías de la época de Mussolini—, en la actualidad se normaliza, por los apóstoles de los nuevos Estados Unidos belicosos e imperiales, como una animada travesura y desahogo. "Apilar hombres desnudos" es como una travesura de fraternidad universitaria, afirmó un oyente a Rush Limbaugh y a veinte millones de estadounidenses que escuchan su programa radiofónico. Cabe preguntar si el que llamó había visto las fotografías. No importa. La observación, ¿o acaso la fantasía?, es muy acertada. Lo que tal vez aún pueda escandalizar a algunos estadounidenses fue la respuesta de Limbaugh: "¡Exacto! —exclamó—. Justo lo que digo. No es muy distinto de lo que ocurre en una iniciación de Skull and Bones. Vamos a arruinar la vida de unas personas por eso y a entorpecer nuestros esfuerzos militares y luego vamos a cascarlos a ellos en serio porque se lo pasaron bomba". "Ellos" son los soldados estadounidenses, los torturadores. Y Limbaugh continuó: "Vamos, a esta gente le están disparando todos los días. Estoy hablando de estas personas, de gente que lo está pasando bien. ¿Qué nadie recuerda lo que es una descarga emocional?"Es probable que buena parte de los estadounidenses prefiera pensar que está bien torturar y humillar a otros seres humanos —los cuales, en calidad de enemigos putativos o presuntos, han perdido todos sus derechos— que reconocer el disparate, la ineptitud y el timo de la aventura estadounidense en Irak. En cuanto a la tortura y la humillación como diversión, parece que hay poco que oponer a esta tendencia mientras Estados Unidos se convierte en un Estado de guarniciones, en el que los patriotas se definen como respetuosos incondicionales del poderío militar y en el que se necesita el máximo de vigilancia en el interior. Conmoción y pavor fue lo que nuestros militares prometieron a los iraquíes que se resistieran a los libertadores estadounidenses. Y conmoción y horror es lo que han transmitido los estadounidenses según pregonan al mundo estas fotografías: una pauta de conducta criminal que desafía y desprecia manifiestamente las convenciones humanitarias internacionales. Hoy día los soldados posan, con pulgares aprobatorios, ante las atrocidades que cometen, y envían fotografías a sus compañeros y familiares. ¿Debería sorprendernos siquiera? La nuestra es una sociedad en la cual antaño habríamos hecho lo imposible por ocultar los secretos de la vida privada, pero que en la actualidad clamamos por una invitación para revelarlos en un programa de televisión. Lo que estas fotografías ilustran es tanto la cultura de la desvergüenza como la reinante admiración a la brutalidad contumaz.La noción de que las "disculpas" o las profesiones de "repugnancia" o "aborrecimiento" por parte del presidente y el Ministro de Defensa son respuesta suficiente a la tortura sistemática de los prisioneros revelada en Abu Ghraib es un ultraje a nuestro sentido moral e histórico. La tortura de prisioneros no es una aberración. Es la consecuencia directa de una ideología global de lucha en la que "estás conmigo o en mi contra" y con la que el gobierno de Bush ha procurado cambiar, cambiar de modo radical, la postura internacional de Estados Unidos y refundir muchas instituciones y prerrogativas nacionales. El gobierno de Bush ha empeñado al país en una doctrina bélica seudo religiosa, de guerra sin fin; pues la "guerra contra el terror" no es más que eso. Lo que ha sucedido en el nuevo imperio carcelario internacional que gestiona el ejército estadounidense excede incluso los escandalosos procedimientos de la Isla del Diablo francesa o el sistema del Gulag de la Rusia soviética, ya que en el caso de la colonia penal francesa hubo, primero, juicios y sentencias, y en el del imperio penitenciario ruso cargos de algún tipo y una sentencia que duraba años explícitos. La guerra sin fin se emplea para justificar encarcelamientos sin fin: sin cargos, sin revelar el nombre de los prisioneros o facilidades para que se comuniquen con sus familias o abogados, sin juicios, sin sentencias. Los detenidos en el ilegal imperio penitenciario estadounidense son "detenidos"; "prisioneros", una palabra recientemente obsoleta, podría suponer que tienen derechos conferidos por las leyes internacionales y la ley de todos los países civilizados. Esta "Guerra Global Contra el Terror" —en la cual se han mezclado por decreto del Pentágono tanto la justificable invasión de Afganistán y como el irreducible disparate en Irak— acarrea inevitablemente la deshumanización de todo aquel que el gobierno de Bush declara posible terrorista: una definición indiscutible y que casi siempre se adopta en secreto.Puesto que las imputaciones contra la mayoría de las personas detenidas en las prisiones iraquíes y afganas son inexistentes —el Comité Internacional de la Cruz Roja informa que entre setenta y noventa por ciento de los recluidos no parece haber cometido otro delito más que el de encontrarse en el sitio y momento inoportunos, capturados en alguna redada de "sospechosos"—, la justificación principal para retenerlos es el "interrogatorio". ¿Interrogarlos sobre qué? Sobre cualquier cosa. Lo que el detenido pueda llegar a saber. Si el interrogatorio es el motivo por el cual se detiene a los prisioneros indefinidamente, entonces la coerción física, la humillación y la tortura resultan inevitables.Recuérdese: no nos referimos a una situación extraordinaria, al escenario de una "bomba de efecto retardado", lo cual a veces se aduce como caso límite para justificar la tortura de prisioneros que están al tanto de un atentado inminente. Se trata del acopio de información no específica o general autorizado por militares estadounidenses y funcionarios civiles a fin de saber más del indefinido imperio de malhechores sobre el que Estados Unidos casi nada sabe, en países acerca de los cuales es especialmente ignorante: en principio, toda "información" cualquiera podría ser útil. Un interrogatorio que no produjera información (no importa en qué consista) se consideraría un fracaso. Por ello se justifica aún más la preparación de los prisioneros para que hablen. Ablandarlos, presionarlos: éstos suelen ser los eufemismos de las costumbres bestiales que han cundido en las cárceles estadounidenses donde están recluidos los "sospechosos de terrorismo". Al parecer, infortunadamente, poco más que unos cuantos fueron "presionados" demasiado y murieron. Las imágenes no desaparecerán. Es la naturaleza del mundo digital en que vivimos. En efecto, parecen haber sido necesarias para que los dirigentes estadounidenses reconocieran que tenían un problema entre las manos. Con todo, el informe remitido por el Comité Internacional de la Cruz Roja y otros informes periodísticos y protestas de organizaciones humanitarias sobre los castigos infligidos a los "detenidos" y "sospechosos de terrorismo" en las prisiones gestionadas por soldados estadounidenses, han estado circulando durante más de un año. Es improbable que el señor Bush o el señor Cheney, la señora Rice o el señor Rumsfeld hayan leído esos informes. Al parecer las fotografías fueron lo que reclamó su atención, cuando resultaba ya patente que no podían suprimirse; las fotografías hicieron todo esto "realidad" para el presidente y sus cómplices. Hasta entonces sólo hubo palabras, que resulta más fácil encubrir, y más fácil olvidar, en la era de nuestra reproducción y diseminación digital infinitas.Así pues las fotografías seguirán "asaltándonos", como están siendo inducidos a sentir muchos estadounidenses. ¿Se acostumbrará la gente a ellas? Algunos afirman que ya han visto "suficiente". No, sin embargo, el resto del mundo. La guerra sin fin: un torrente sin fin de fotografías. ¿Los editores de periódicos, revistas y televisoras estadounidenses discutirán ahora que mostrar otras más, o mostrarlas sin recortar (lo cual, con algunas de las imágenes más conocidas, procura una visión diferente y en algunos casos más horrorosa de las atrocidades cometidas en Abu Ghraib), sería de "mal gusto" o una acción política manifiesta? Por "político" entiéndase: crítico de la guerra sin fin del gobierno de Bush. Pues no puede haber duda de que las fotografías perjudican, como ha testificado el señor Rumsfeld, la reputación de "los hombres y mujeres honorables de las fuerzas armadas que con valentía, responsabilidad y profesionalismo están protegiendo nuestras libertades en todo el mundo". Este perjuicio —a nuestra reputación, nuestra imagen, nuestro éxito en cuanto potencia imperial— es lo que deplora sobre todo el gobierno de Bush. Cómo es que la protección de "nuestras libertades" —y en este punto se trata sólo de la libertad de los estadounidenses, cinco por ciento de la población del planeta— precisa del despliegue de soldados estadounidenses en cualquier país que le plazca ("en todo el mundo") es algo que difícilmente se debate entre nuestros funcionarios elegidos. Estados Unidos se ve a sí mismo como víctima potencial o futura del terror. Estados Unidos sólo está defendiéndose de enemigos implacables y furtivos. La reacción ya se ha hecho sentir. Se aconseja a los estadounidenses no dejarse llevar por una orgía de reproches. La publicación continuada de las imágenes está siendo interpretada por muchos estadounidenses como una indicación de que no tenemos derecho a defendernos. Al fin y al cabo, ellos (los terroristas, los fanáticos) comenzaron. Ellos —¿Osama Bin Laden? ¿Sadam Hussein? ¿Qué importa?— nos atacaron primero. James Inhofe, republicano de Oklahoma y miembro del Comité de las Fuerzas Armadas del Senado, ante el cual testificó el Ministro de Defensa, confesó su certidumbre de no ser el único miembro "más indignado por la indignación" que causó lo que exponen las fotografías. "Se sabe que estos prisioneros —explicó el senador Inhofe— no están ahí por sanciones de tráfico. Si estos prisioneros están en el bloque 1—A o 1—B es porque son asesinos, son terroristas, son insurgentes. Es probable que muchos tengan las manos manchadas de sangre estadounidense y aquí estamos preocupados sobre el trato que se le da a estos individuos". La culpa es de "los medios" —llamados habitualmente "medios liberales"—, que provocan, y seguirán provocando, más violencia contra los estadounidenses en el mundo. "Ellos" se vengarán de "nosotros". Morirán más estadounidenses. Por estas fotografías. Y las fotos engendrarán más fotos: "su" respuesta a las "nuestras". Sería un error manifiesto permitir que estas revelaciones sobre la connivencia militar y civil estadounidense para torturar en la "guerra mundial contra el terrorismo" se conviertan en la historia de la guerra de —y contra— las imágenes. No es a causa de las fotografías, sino a causa de lo que revelan que está sucediendo, sucediendo por orden y complicidad de una cadena de mando que alcanza los más altos niveles del gobierno de Bush. Pero la distinción —entre fotografía y realidad, entre política y manipulación— se puede desvanecer con facilidad. Eso es lo que espera este gobierno que ocurra."Hay muchas más fotografías y videos —reconoció el señor Rumsfeld en su testimonio—. Si se difunden entre el público, este asunto, evidentemente, empeorará." Empeorará para el gobierno y sus programas, presumiblemente, no para quienes son víctimas potenciales y actuales de la tortura. Los medios podrían censurarse a sí mismos, como acostumbran. Pero, según reconoció el señor Rumsfeld, es difícil censurar a los soldados en ultramar que no escriben, como antaño, cartas a casa que los censores militares pueden abrir para tachar los fragmentos inaceptables, sino que se desempeñan como turistas; en palabras del señor Rumsfeld: "Nos sorprende que vayan por ahí con cámaras digitales tomando fotografías increíbles, y luego las pasen, al margen de la ley, a los medios". Los esfuerzos del gobierno por detener la marea de fotografías se desarrollan en varios frentes. En la actualidad, el argumento está adoptando un cariz legalista: las fotografías se clasifican ahora como "pruebas" en causas futuras, cuyo resultado podría verse afectado si son dadas a conocer al público. Siempre se sostendrá que las imágenes más recientes, que según se informa contienen horrendas imágenes de violencia ejercida contra los prisioneros y humillaciones sexuales, no han de difundirse. El presidente del Comité de las Fuerzas Armadas del Senado, el republicano John Warner, después de examinar con otros legisladores la muestra de diapositivas del 12 de mayo con más horrendas imágenes de humillación sexual y violencia contra los prisioneros iraquíes, dijo que en su "enérgica" opinión las fotografías más recientes "no deberían hacerse públicas. Me parece que podrían poner en riesgo a los hombres y mujeres de las fuerzas armadas mientras están prestando su servicio en medio de grandes peligros".Pero el impulso más decidido para restringir la disponibilidad de las fotografías provendrá del empeño incesante en proteger al gobierno de Bush y encubrir el desgobierno estadounidense en Irak; en equiparar la "indignación" a causa de las fotografías con una campaña para socavar el poderío militar estadounidense y los propósitos a los que sirve en la actualidad. Del mismo modo en que muchos tuvieron por una implícita crítica de la guerra la transmisión televisada de fotografías de soldados estadounidenses muertos en el curso de la invasión y ocupación de Irak, se tendrá cada vez más por antipatriota la propagación de las nuevas fotografías que mancillen aún más la reputación —es decir, la imagen— de Estados Unidos. Con todo, estamos en guerra. Una guerra sin fin. Y la guerra es el infierno. "No me importa lo que digan los abogados internacionales, vamos a machacarlos." (George W. Bush, 11 de septiembre de 2001) Vaya, sólo nos estamos divirtiendo. En nuestra sala de espejos digital, las imágenes no se desvanecerán. Sí, al parecer una imagen dice más que mil palabras. E incluso si nuestros dirigentes prefieren no mirarlas, habrá miles de instantáneas y vídeos adicionales. Incontenibles.

(*) S Sontag es escritora estadounidense nacida en Nueva York en 1933. Estudió en las universidades de California, Chicago, París y Harvard. Su artículo -Notas sobre el Camp-, publicado en la revista Partisan Review (1964) y reseñado en numerosas publicaciones, llamó la atención nacional sobre su nueva definición de "camp" como "el amor hacia lo antinatural, artificioso y exagerado". Sontag está considerada una autoridad en lo referente a las costumbres estadounidenses de la década de 1960. Sus ensayos se han publicado bajo el título de Contra la interpretación (1966), Estilos radicales (1969) y Bajo el signo de Saturno (1980). También escribió El benefactor (1963), Equipo mortal (1967) y El amante del volcán (1992), todas ellas novelas, además de ensayos como Sobre la fotografía (1977), El sida y sus metáforas (1987) y relatos recopilados en Yo, etcétera (1978). Asimismo ha escrito sobre cine y teatro y editado textos escogidos de Roland Barthes y Antonin Artaud. En el año 2003 recibió junto a Fátima Mernissi el Premio Príncipe de Asturias.
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miércoles, 12 de agosto de 2009

Espejos, reflejos,
cristales añejos
un día un color
otro cualquiera, una flor...
y el mirar delicado
de un amor sin temor,
cambios tenues
visión en dulzor
caricias que rompen
el cristal de la pasión
con besos transparentes,
vidrio mate
en el corazón...
Espejos, reflejos
cada día
una nueva ilusión...

sensación s. f.
1 Impresión recogida por los sentidos y que es conducida a la mente por medio del sistema nervioso: tocar hielo produce sensación de frío.
2 Sorpresa o profunda impresión producida por una cosa importante o novedosa: con ese vestido provocarás sensación en la fiesta.
dar (o tener) la sensación Dar o tener una determinada idea u opinión de una cosa, sin conocerla completamente.
vox_manual()
Diccionario Manual de la Lengua Española Vox. © 2007 Larousse Editorial, S.L.
sensación
f. Como elemento constitutivo de la percepción, impresión que las cosas producen en los sentidos.
Emoción producida en el ánimo por un suceso o noticia de importancia.
psicol. Toma de conciencia de la impresión recibida por un órgano de los sentidos cuando sufre una excitación. Objetivamente, es un reflejo; subjetivamente, da lugar a un hecho de conciencia que puede convertirse en una percepción o en una imagen.
vox1()
Diccionario Enciclopédica Vox 1. © 2009 Larousse Editorial, S.L.
sensación
s f sensación [sensa'θjon]
1 impresión que dejan en la conciencia los estímulos externos que recogen los órganos sensoriales
La sensación que deja un choque de electricidad es horrible y dolorosa.
2 emoción producida por un acontecimiento
Su partida me produjo una sensación de amarga impotencia.
dar (o tener) la sensación dar o tener una idea u opinión sobre una cosa sin conocerla por completo
Da la impresión de ser una persona confiable.
kdict()
Kernerman Spanish Learners Dictionary © 2008 K Dictionaries Ltd All rights reserved.
Tesauro
sensación
sustantivo femenino
1 percepción, captación, apreciación, evocación.
Las voces designan la recepción que, de determinada cosa material, experimentan los sentidos: sensación de frío. Evocación se utiliza cuando se establece una relación con algo ya pasado en el tiempo.
2 emoción, impresión, efecto, huella, impronta, marca.
Las voces aluden a la acción que, determinada situación o noticia nuevas, producen en el ánimo de una persona.
vox_thes()
Diccionario Manual de Sinónimos y Antónimos de la Lengua Española Vox. © 2007 Larousse Editorial, S.L.

Percepción
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La percepción es la función psíquica que permite al organismo, a través de los sentidos, recibir, elaborar e interpretar la información proveniente de su entorno.
Contenido[ocultar]
1 Historia
2 Áreas
3 Naturaleza de la percepción
4 Bibliografía
5 Véase también
6 Enlaces externos
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Historia [editar]
Los primeros estudios científicos sobre percepción no comenzaron sino hasta el siglo XIX. Con el desarrollo de la fisiología, se produjeron los primeros modelos que relacionaban la magnitud de un estímulo físico con la magnitud del evento percibido, a partir de lo cual vio su surgimiento la psicofísica.
Los personajes más relevantes en el estudio de percepción fueron:
Hermann von Helmholtz, médico y físico alemán que realizó experimentos de acústica y oftalmología, entre muchas otras cosas.
Gustav Theodor Fechner, psicólogo alemán autor de la ecuación que explica la relación entre el estímulo físico y la sensación (la llamada ley de Weber-Fechner)
Ernst Heinrich Weber, psicólogo y anatomista alemán fundador de la psicofísica.
Wilhelm Wundt, médico alemán fundador del primer laboratorio de psicología experimental.
Stanley Smith Stevens, psicólogo estadounidense autor de la llamada función potencial de Stevens.
Max Wertheimer, Kurt Koffka and Wolfgang Köhler, psicólogos alemanes fundadores de la teoría de la Gestalt.
Irving Rock, científico cognitivo estadounidense.
David Marr, neurocientífico británico especialista en procesamiento visual.
James J. Gibson, psicólogo estadounidense especialista en percepción visual.

Áreas [editar]
Los principales campos investigados en percepción se asemejan a los sentidos clásicos, aunque esta no es una división que se sostenga hoy en día: visión, audición, tacto, olfato y gusto. A estos habría que añadir otros como la propiocepción o el sentido del equilibrio. Percepciones:
visual, de los dos planos de la realidad externa,
espacial, de las tres dimensiones de la realidad externa,
olfativa, de los olores,
auditiva, de los ruidos y sonidos,
quinestésica, de los movimientos,
táctica, que combina los sentidos de la piel (presión, temperatura y dolor), de los músculos y tendones,
gustativa, de los sabores.

Naturaleza de la percepción [editar]
La percepción es el primer proceso cognoscitivo, a través del cual los sujetos captan información del entorno, la razón de ésta información es que usa la que está implícita en las energías que llegan a los sistemas sensoriales y que permiten al individuo animal (incluyendo al hombre) formar una representación de la realidad de su entorno. La luz, por ejemplo codifica la información sobre la distribución de la materia-energía en el espacio-tiempo, permitiendo una representación de los objetos en el espacio, su movimiento y la emisión de energía luminosa.
A su vez, el sonido codifica la actividad mecánica en el entorno a través de las vibraciones de las moléculas de aire que transmiten las que acontecen en las superficies de los objetos al moverse, chocar, rozar, quebrarse, etc. En este caso son muy útiles las vibraciones generadas en los sistemas de vocalización de los organismos, que transmiten señales de un organismo a otro de la misma especie, útiles para la supervivencia y la actividad colectiva de las especies sociales. El caso extremo es el lenguaje en el hombre.
El olfato y el gusto informan de la naturaleza química de los objetos, pudiendo estos ser otras plantas y animales de interés como potenciales presas (alimento), depredadores o parejas. El olfato capta las partículas que se desprenden y disuelven en el aire, captando información a distancia, mientras que el gusto requiere que las sustancias entren a la boca, se disuelvan en la saliva y entren en contacto con la lengua.Sin embargo, ambos trabajan en sincronía. La percepción del sabor de los alimentos tiene más de olfativo que gustativo.
El llamado sentido del tacto es un sistema complejo de captación de información del contacto con los objetos por parte de la piel, pero es más intrincado de lo que se suponía, por lo que Gibson propuso denominarle sistema háptico, ya que involucra las tradicionales sensaciones tactiles de presión, temperatura y dolor, todo esto mediante diversos corpúsculos receptores insertos en la piel, pero además las sensaciones de las articulaciones de los huesos, los tendones y los músculos, que proporcionan información acerca de la naturaleza mecánica, ubicación y forma de los objetos con los que se entra en contacto. El sistema Háptico trabaja en estrecha coordinación con la quinestesia que permite captar el movimiento de la cabeza en el espacio (rotaciones y desplazamientos) y combinando con la propiocepción, que son las sensaciones antes mencionadas, relacionadas con los músculos, los tendones y las articulaciones, permite captar el movimiento del resto del cuerpo, con lo que se tiene una percepción global del movimiento corporal y sy relación con el contacto con los objetos.
El proceso de la percepción, tal como propuso Hermann von Helmholtz, es de carácter inferencial y constructivo, generando una representación interna de lo que sucede en el exterior al modo de hipótesis. Para ello se usa la información que llega a los receptores y se va analizando paulatinamente,así como información que viene de la memoria tanto empírica como genética y que ayuda a la interpretación y a la formación de la representación.
Este es un modelo virtual de la realidad que utiliza la información almacenada en las energías, procedimientos internos para decodificarlas e información procedente de la memoria que ayuda a terminar y completar la decodificación e interpreta el significado de lo recuperado, dandole significado, sentido y valor. Esto permite la generación del modelo.
Mediante la percepción, la información recopilada por todos los sentidos se procesa, y se forma la idea de un sólo objeto. Es posible sentir distintas cualidades de un mismo objeto, y mediante la percepción, unirlas, determinar de qué objeto provienen, y determinar a su vez que este es un único objeto.
Por ejemplo podemos ver una cacerola en la estufa. Percibimos el objeto, su ubicación y su relación con otros objetos. La reconocemos como lo que es y evaluamos su utilidad, su belleza y su grado de seguridad. Podemos oir el tintineo de la tapa al ser levantada de forma rítmica por el vapor que se forma al entrar en ebullición el contenido. Olemos el guiso que se está cocinando y lo reconocemos. Si la tocamos con la mano percibimos el dolor de la quemadura (cosa que genera un reflejo que nos hace retirar la mano), pero también el calor y la dureza del cacharro. Sabemos donde estamos respecto al objeto y la relación que guarda cada parte de él respecto a ella. En pocas palabras, estamos concientes de la situación.
Entonces, como se indicó antes, la percepción recupera los objetos, situaciones y procesos a partir de la información aportada por las energías (estímulos) que inciden sobre los sentidos.
Para hacer más claro esto veamos el caso de la visión. Este sistema responde a la luz, la reflejada por la superficie de los objetos. Las lentes del ojo hacen que, de cada punto de las superficies visibles, esta se vuelva a concentrar en un punto de la retina. De esta forma cada receptor visual recibe información de cada punto de la superficie de los objetos. Esto forma una imagen, lo cual implica que este proceso está organizado espacialmente, pues la imagen es una proyección bidimensional del mundo tridimensional. Sin embargo, cada receptor está respondiendo individualmente, sin relación con los demás. Esa relación se va a recuperar más adelante, determinando los contornos y las superficies en su configuración tridimensional, se asignarán colores y textura y percibiremos contornos no visibles. se estructurarán objetos y estos serán organizados en relación unos con otros. Los objetos serán reconocidos e identificados.
Este proceso se dará con la constante interacción entre lo que entra de los receptores, las reglas innatas en el sistema nervioso para interpretarlo y los contenidos en la memoria que permiten relacionar,reconocer, hacer sentido y generar una cognición del objeto y sus circunstancias. Es decir se genera el modelo más probable, con todas sus implicaciones para el perceptor.
La percepción está en la base de la adaptación animal, que es heterótrofa. Para poder comer las plantas u otros animales de los que se nutren, los animales requieren de información del entorno que guien las contracciones musculares que generen la conducta, que les permite acercarse y devorar a su presa (planta o animal).
De este modo, la simple respuesta a las sensaciones, es decir al efecto directo de los estímulos, no fue suficiente; la evolución desarrolló paulatinamente formas de recuperar la implicación que tenían los estímulos en relación a los objetos o procesos de los que provenían; formandose así los procesos perceptuales.
Al contar con un sistema nervioso eficiente, este se empieza a usar para otras funciones, como el sexo, la sociabilidad, etc. Por ello, la percepción es un proceso adaptativo y base de la cognición y la conducta.


EL AUTISMO
Imagine que con un sencillo sistema y sin ningún esfuerzo por su parte sus dedos se convierten en auténticos centros de sensaciones. Aunque pueda pensar que se trata de un ejercicio de relajación es ciencia pura y dura. Un equipo de investigadores alemanes ha logrado modificar las redes neuronales encargadas de procesar las sensaciones táctiles con una simple estimulación en los dedos y como consecuencia incrementar la sensibilidad de la piel.
“Estamos en una nueva era en la que comprendemos cómo manipular el cerebro”, explicó Hubert Dinse autor principal del estudio publicado hoy en Science. “El objetivo es imponer una actividad determinada a este órgano”. Los hallazgos de este trabajo abren un horizonte inmenso de aplicaciones. El equipo de Dinse ya está investigando en el que consideran el uso más inmediato, tratar de recuperar ciertas capacidades que se pierden en el proceso de envejecimiento. Sin embargo, esta metodología es también aplicable en el control del dolor crónico y también podría emplearse para que cualquier persona mejore su percepción en otros ámbitos. Quizá los artistas podrían mejorar su capacidad para captar los matices del color, las variaciones de una armonía o los terapeutas manuales mejorar las sensibilidad de sus manos. “No hay ninguna razón para creer que este sistema no pueda funcionar con otros sentidos”, aseguró Dinse. “El cerebro tiene una asombrosa plasticidad para adaptarse inmediatamente a los diferentes aspectos de su uso” explicó el investigador alemán. Basándose en esta capacidad, los investigadores observaron qué ocurría al colocar una membrana en la punta del dedo índice derecho a través de la que se transmitieron ondas de baja frecuencia durante tres horas. “La sensación es como si tocaras suavemente el índice con el pulgar”, explicó Dinse. Trascurrido ese tiempo, todos los voluntarios mostraban mucha más sensibilidad en el dedo estimulado que en el resto a la hora de distinguir pequeñas variaciones en las texturas. Pero los cambios no terminaron ahí porque en la pruebas cerebrales se puedo observar que el mapa cerebral se había modificado para adaptarse a la nueva situación. “Observamos que había más neuronas involucradas en las sensaciones táctiles”. Estos resultados dan un idea de las posibilidades que existen de manipular tanto de forma pasiva como voluntariamente las redes neuronales de un modo que impacta de forma inmediata en el comportamiento, la percepción e incluso el aprendizaje.

SENSACIÓN
Las sensaciones son las vivencias elementales cuya combinación da lugar a la vivencia compuesta que llamamos percepción. Así, la percepción de una hoja está compuesta por sensaciones táctiles de textura, dureza, grado de calor, por sensaciones visuales de color, forma, estado de movimiento,... Es común señalar que no tenemos una experiencia inmediata de las sensaciones sino que llegamos a ellas por el análisis de las vivencias complejas, en concreto de la percepción. Las tareas de la psicología en relación a las sensaciones han sido habitualmente la de la clasificación de las sensaciones en tipos y subtipos y su medida; esto último en particular en la psicología experimental, como en las investigaciones de Weber y Fechner. Finalmente, pero ya más en el lado de la fisiología que de la psicología, se investiga también la actividad nerviosa y el funcionamiento de los distintos órganos que intervienen en la presencia de sensaciones en la mente del individuo. DICCIONARIO DE PSICOLOGIA

IDEOLOGÍA : SENSACIONES
Todas estas impresiones, recibidas por los extremos de una inmensa cantidad de hilos nerviosos, se llevan como por tantos conductores eléctricos á los dos grandes centros nerviosos del cerebro y el estómago, donde causan imágenes y estímulos. Estas impresiones se llaman comúnmente sensaciones externas; pero además de estas recibimos todavía por los extremos de los nervios, que se dirigen hacia las diferentes partes del interior de nuestro cuerpo, una multitud de sensaciones que llamamos, por esta razón, sensaciones internas; tales son las que resultan de las funciones ó de la lesión de las diferentes partes de nuestro cuerpo.
Placer. Si estas impresiones son causadas por objetos que agradan, hay en aquellos centros sentimientos de placer.
Dolor. Si estos objetos no agradan, si irritan, si atacan á la armonía de los órganos, hay sentimiento desagradable ó dolor. Toda sensación, desde el momento que es sentida por el cerebro, es una percepción.


LETRA DE SENSACIONES DE IL DIVO
Antes era ahora noantes querias cada respiracion miaexplicame como los escalofrios ahora sonlas espinas de una mor que termina
Me besabas ahora nome hablabas hasta el fin de la nocheentre nostros hubo todo ahora nadasensaciones estoy hablando de sensaciones
Donde se va si no hay sensacionescomo hacer para tenerlo conmigodime si, dime que con creerlo se puedeoh sensaciones donde se va si no hay
Un dolor que ahora haytu lo sabes y entre nosotros una lamina heladasonreia ahora lloro oh sensacionesestoy hablando de sensaciones
Donde se va si no hay sensacionescomo hacer para tenerlo conmigodime si, dime que con creerlo se puedeoh sensaciones donde se va si no hay
Perdido en la estela de una historiaque va detras de nuestra fragil alma
Donde se va si no hay sensacionescomo hacer para tenerlo conmigodime si, dime que con creerlo se puedeoh sensaciones donde se va si no hay

SENTIDO SIN SENSACIONES
Esos oídos no escuchan la melodía, hace días se privaron de ello. Tímpanos que se congelan en el tiempo para oírla nuevamente en la lejanía. Esa melodía que no se deja distinguir, parece tan alejada y distante…
Ese olfato que no percibe ese inconfundible olor. Ese hermoso perfume. Feromonas impregnadas en un traje que con el tiempo va perdiendo su fragancia. Sólo queda un aroma casi imperceptible…
Esa boca que no roza esos labios rojos. Esos labios con hambre de ser besados. Siempre precisan ser protegidos para abrigar y envolver el deseo eterno…
Ese tacto no se olvida de acariciar con suavidad esa piel tersa y lozana que no se resigna a tocar. Tez y contornos dibujados en el aire…
Esa vista que no contempla la figura que lo deslumbra y lo ciega. Recuerdos que sirven de imágenes para alimentar momentos de ensoñación...
Autor: KI

Sensaciones
Las sensaciones no son parte de ningún conocimiento, bueno o malo, superior o inferior. Son, más bien, provocaciones incitantes, ocasiones para un acto de indagación que ha de terminar en conocimiento.

John Dewey (1859-1952 ) Filósofo estadounidense.
Las sensaciones no son las únicas integrantes de la experiencia. Los pensamientos son tan experimentales como las sensaciones, y tan vitales para la experiencia.

Samuel Alexander (1859-1938) Filósofo británico.
Nuestros sentidos nos engañan o son insuficientes, cuando se trata de análisis, observación y apreciación.

Pierre Bonnard (1867-1947) Pintor francés

La saturación publicitaria podría transmitir sensaciones negativas sobre las marcas y anunciantes
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Los anunciantes publicitarios consideran que la "saturación publicitaria" daña la eficacia de sus mensajes
Así lo manifestaba la propia Asociación Española de Anunciantes que incidía sobre la elevada saturación publicitaria que actualmente se desarrolla en las diferentes cadenas de televisión españolas añadiendo además que esta saturación "afecta muy negativamente a la eficacia de las comunicaciones comerciales" además de aumentar el rechazo y el descontento de los espectadores.
La saturación publicitaria es sin duda el gran debate y uno de los principales asuntos que desde la propia Comisión Europea se está intentando moderar a pesar de que todavía algunos países como España, continúan el punto de mira por la falta de aplicación y gestión de las limitaciones y leyes vigentes.
A pesar de ello, un reciente estudio de investigación llevada a cabo por el Colegio de empresarios de la Universidad de Nueva York asegura que la publicidad es necesaria porque contribuye a aumentar el interés de espectador, ya que la experiencia televisiva es mucho más placentera cuando la emisión se corta por unos cuantos consejos publicitarios. Es decir, que la experiencia televisiva es más agradable para el consumidor cuando existen algunas interrupciones, ya que éstas proporcionan atractivo al programa.
Aun con estos nuevos datos, surge la duda de que, si los anuncios gustan, ¿por qué los espectadores no lo reconocen?
Los resultados de este estudio sin duda pueden resultar algo ambiguos y confusos para el sector publicitario, pero los profesionales de la televisión manifiestan sus dudas desconfiando además de la rigurosidad del estudio
Una posible respuesta es que evidentemente existe una gran diferencia entre las breves interrupciones de anuncios y la excesiva exposición a la publicidad televisiva a la que los usuarios y espectadores son sometidos continuamente. Algo que evidentemente es lógico que despierte un sentimiento de repudia y odio hacia los anuncios publicitarios. Sentimiento que en ocasiones pueden llegar a transmitirse a la propia percepción de las marcas y anunciantes.

SENSACIONES DE BERGER. LAMPARA BERGER
En 1898 Maurice Berger inventa la Lampe Berger, ahora objeto de culto y sinónimo del buen vivir. Una gran historia centenaria con resultados sorprendentes: la Lampe Berger destruye en unos cuantos minutos olores desagradables y elimina 68% de las bacterias presentes en el ambiente, por medio de un procedimiento catalítico a alta temperatura.La Lampe Berger posee además una función opcional, la de aromatizar con Perfumes Berger en aromas florales, frutales, amaderados, vigorizantes… que influyen en el estado de ánimo y en las sensaciones, creando ambientes adecuados para cada momento especial.En dos colecciones, Lampe Berger presenta más de 150 modelos diferentes, creados por grandes diseñadores como Régis Dho, Chantal Thomass, Pascal Morabito, Hilton McConnico…FUNCION PRINCIPALCon una Lámpara Berger, un Perfume neutro y un Quemador Berger se eliminan todos los olores desagradables por un mecanismo único de combustión catalítica a alta temperatura, destruyendo al mismo tiempo 68% de las bacterias comunes que se encuentran en el ambiente.En unos cuantos minutos desaparecen por completo olores de tabaco, comida, animales domésticos, humedad, encierro, etc. Los destruye, no los enmascara!PERFUMADOEsta función inicial puede complementarse con un agradable perfumado del aire interior. Utilizando uno de los más de 25 Perfumes de Casa Berger se crea un ambiente para cada ocasión (florales, frutales, amaderados, sensuales) La creación de cada uno de los Perfumes Berger es un proceso complejo derivado de las necesidades técnicas para efectuar convenientemente la combustión catalítica.DISEÑODesde su invención en 1898, Las Lampes Berger no han dejado de evolucionar. Diseñadores de renombre han colaborado durante más de un siglo con la marca BergerHay una creación permanente a lo largo de los años de nuevas colecciones, nuevos diseños.


El novelista, ganador del Booker Prize, asegura que no habla a través de sus personajes literarios - «No los creo para reflejar mis preocupaciones sobre una serie de cosas», afirma
John Berger: «Si amamos la vida, no debemos preguntarnos el porqué de las decisiones»
El escritor británico presenta «Hacia la boda», un relato en clave musical
MANEL MANCHON

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BARCELONA.- ¿Cómo se deciden las cosas? Las personas se ven envueltas en situaciones que no controlan y a veces no son conscientes de las alternativas que eligen. El escritor británico John Berger (Londres, 1926) ha plasmado en Hacia la boda (Alfaguara), su última novela, la trayectoria de unos personajes que sufren, que reflexionan y que luchan ante la pérdida de sus propias referencias vitales. Berger refleja sus vidas pero no trata de contestar la pregunta inicial.
El autor de G, novela con la que ganó el Booker Price en 1972, quería escribir un libro como si se tratara de componer una canción. Su intento le hizo narrar Hacia la boda a través de un ciego griego -recreación de Tiresias, el vidente tebano al que los dioses privaron de la vista por revelar sus secretos- para valorar la palabra por encima de la imagen. El ciego, músico, cuenta la historia, a través de sensaciones auditivas, de unos personajes que viajan para ir a una boda.
«Soñé con un título que suena muy bien en inglés, El viernes pasado vuelve loco al lunes, y escribí a Tom Waits para que compusiera una canción con ese título, pero Waits ha cambiado de dirección y la nueva no la tengo», afirma Berger.
La canción suena en el festejo nupcial y llega hasta el lector porque el libro transmite sensaciones. Berger cree lógico que en sus libros se perciba la influencia de las imágenes cinematográficas: «El cine es la forma natural de narración de las experiencias del siglo XX», sostiene. Berger conoció al director suizo Alain Tanner después de escribir en 1958 su primera novela, A painter of your time, con quien colaboró en las películas La Salamandra, Middle of the word y Jonás que tendrá veinte años en el año 2000.
TRAS EL 68 EN PRAGA.- Zdena, uno de los personajes centrales de Hacia la boda, es una ingeniera eslovaca refugiada en Grenoble que decide volver a Checoslovaquia, dejando a su marido Jean y a su hija Ninon, ocho años después de las manifestaciones en la Plaza Wenceslaus de Praga, en 1969. Un año antes los tanques del Ejército Rojo habían invadido la capital checa. Zdena vuelve para conocer el movimiento cívico Carta 77 y se queda. Roto su mundo, elabora un diccionario político con entradas tan reveladoras como la K de Karl Kautsky, en la que se puede leer: «A los setenta años y tras intenso trabajo, llegó a la conclusión de que la revolución violenta era innecesaria. Que el fiscal general del Estado asociara tu nombre al de Kautsky equivalía a una petición de pena de muerte.»
«No construyo mis personajes para reflejar mis preocupaciones o mis ideas sobre una serie de cosas -afirma con rotundidad Berger-, creo unos personajes que dicen y viven únicamente lo que dicen y viven en la novela». Para Berger, que colaboró con el Partido Comunista británico, «Zdena se ve envuelta en una situación concreta y en un momento concreto y lucha, reflexiona y vive algo que no ha elegido».
Zdena viaja hacia la boda de su hija, en Gorino, en la desembocadura del río Po. En el camino de Bratislava a Venecia se encuentra con Tomás, un taxista con carné comunista, ex editor de la Encyklopédia Slovenska, que mientras Zdena solloza le dice: «Y que una negra montaña haya dejado sin luz al mundo. Ya es hora, ya es hora de devolverle a Dios su título».
Berger insiste en la autonomía de sus personajes. «Los personajes de Hacia la boda sufren, luchan por mantener sus mundos pero no sé más de ellos, sólo dicen lo que sienten.» El novelista, guionista y crítico de arte retoma la pregunta incial. «La interrogación sobre la toma de decisiones está en cierta medida en la novela pero eso no tiene respuesta. No hay que ser escéptico pero es una pregunta que nos lleva a un enigma que está en la vida y si la amamos no debemos preguntarnos el porqué de las decisiones».
Pero el viaje de Zdena, y de su marido Jean, que recorre en moto el recorrido desde Modane -en los Alpes franceses- hasta Gorino, hacia la boda de Ninon, es en especial la lucha contra la enfermedad. Ninon tiene el sida. Para Berger la novela es también una muestra de lo que hay que hacer con los enfermos: «La enfermedad física no tiene remedio pero la enfermedad psíquica se puede remediar con el apoyo social, para que ningún enfermo del sida se sienta marginado».
Entre la ciática y las botellas de aguardiente
La nuera de John Berger murió de sida el año pasado. Su novela no está dedicada a nadie pero Berger cederá los derechos de autor de la novela al Comité Ciudadano Antisida de Madrid, asociación dedicada a la información y prevención de esta enfermedad.
Su lugar de residencia desde 1974 está en un pueblo de los Alpes franceses, en la Alta Saboya, desde que a finales de los sesenta decidiera abandonar Inglaterra. De nuevo surge el interrogante de la toma de decisiones, «simplemente decidí marcharme, sin pensarlo demasiado».
En los Alpes franceses lleva una vida plácida aunque le ha provocado ciática. «Recojo manzanas con mis amigos campesinos para hacer un aguardiente o recogemos heno como el verano pasado, que llegamos a reunir cien kilos». «Mi vida -sentencia- está dividida entre los achaques de la ciática y la perspectiva de las botellas de aguardiente».
Su immersión en la novela la compara con la interpretación de los actores. «Caminando por la playa, después de un trabajo como actor en una película noté un dolor en uno de mis pies y visité al doctor para comprobar finalmente que no tenía absolutamente nada. Después de 24 horas volví a mi cuerpo, el dolor fue la señal de que volvía a ser yo mismo». «La experiencia -asegura Berger- es muy similar cuando escribo, cuando intento dejar a los personajes literarios.»
En Ensayo sobre la ceguera, José Saramago pregonaba la caída del individuo y su dilución social a través de una metáfora lúcida: la vista tiene sentido si contiene un modo de ver. La ceguera colectiva anunciaba el costado maléfico de la globalización, la supresión del punto de vista, el aglutinamiento de miradas en un solo costado del planeta. Tener un lugar en el mundo, más allá de las necesidades territoriales, es también observar lo que nos rodea desde alguna perspectiva. Sin distancia, no hay existencia. Uno choca indefectiblemente.
A su vez, John Berger, escritor y crítico inglés, fue, quizás, el mejor apuntador de estas nociones. En su ensayo sobre arte, Modos de ver, referencia fundamental para una generación de artistas, daba cuenta de cómo la realidad se inventa según la forma en la que es representada. En El tamaño de una bolsa (libro recién editado, que reúne una serie de artículos escritos en los años 90) reafirma este concepto a través de un sueño que le proporciona un extraño método: "El secreto era entrar en lo que estuviera mirando en ese momento -un cubo de agua, una vaca, una ciudad desde arriba, un roble- y, una vez dentro, disponer del mejor modo posible su apariencia. Mejor no quería decir hacerlo más bonito o más armonioso, ni tampoco más típico, con el fin de que un roble representara a todos los robles. Sencillamente, quería decir hacerlo más suyo, de modo que la vaca o la ciudad se convirtieran en algo claramente único".
Se trata de captar, casi en silencio, con el cuerpo distendido y no reticente, lo singular que se encuentra en todo lo observable; deslizarse, en este caso oníricamente, para revelar un mundo de diferencias, no necesariamente inconciliables. Berger (Booker Prize 1972) escribe refugiado en un pueblito de los Alpes. Desde allí repudia el "desorden mundial" y resiste al agobio que le produce la falta de arte que hay en el mundo. Las imágenes de la televisión no coinciden con lo que él supone que es la vida. Y, como tiene la idea de que "la pintura es, en primer lugar, una afirmación de lo visible", intenta restaurar la realidad a través de los trazos que mejor la compongan. Propone ver para crear y así poder creer en otra cosa.
Su nuevo libro ofrece un ramillete de personajes que se resisten a "vivir impositivamente". No es que dejen de pagar sus impuestos, pero lo hacen a cuenta de sacarle provecho a la vida, no sólo para solventar el sistema. En uno de los últimos artículos, Contra la gran derrota del mundo, Berger, como buen crítico, para entender la actualidad no acude a ninguna cronología ni determinación histórica. Encuentra en El jardín de las delicias, del Bosco, las claves espaciales del infierno actual: "Un espacio sin horizonte, sin continuidad entre las acciones ni pausas, senderos, pautas, pasado o futuro. Sólo vemos el clamor de un presente desigual y fragmentario, lleno de sorpresas y sensaciones, pero no aparecen por ningún lado sus consecuencias o sus resultados. Nada fluye libremente; sólo hay interrupciones. Una especie de delirio espacial". Someterse a una imagen es encarnar el espacio. Entonces, siguiendo las instrucciones plásticas de Berger: mejor elegir un cuadro donde vivir para representarse una vida diferente de la que nos muestran.


Entrevista al escritor y crítico John Berger: "Soy un contador de historias que resiste"

Actualizado (Jueves, 01 de Enero de 1970 01:59) Escrito por Administrador Martes, 10 de Febrero de 2009 11:52
lallibertatdelsantics.blogspot.com
Son las 19:13: le soir, en Quincy, Alta Savoya; a noitiña en A Coruña. Marco el prefijo de Francia: 0033. Voy a hablar con Beverly –como ella insiste en que la llame–: la mujer de uno de los creadores más respetados del planeta. Algo que en estos tiempos en que hasta el mundo perdió el respeto por sí mismo, ya es mucho. Tal vez lo máximo a lo que uno puede aspirar. Ella es sus ojos y sus manos delante del ordenador, pues él, como Marcel, uno de los protagonistas de Pig Earth, el primer libro suyo que se traduce al gallego, siente recelo ante esas máquinas "cuya única función es acabar con nosotros". De hecho, sigue escribiendo a mano, con pluma. Ahora está en París, donde tiene casa y va cada dos por tres, a pesar de que, como afirma su mujer, "está cansado de acudir a tantos actos, porque le quitan tiempo para escribir y, sobre todo, para vivir". Llamo, pues, para concertar una cita. Suenan tres tonos. Alguien descuelga, pero lo que escucho no es la voz de una mujer. "Hello! It's me!John Berger". Todos los compañeros que han tratado con él me aseguraron que es un hombre extremadamente amable. Y sus primeras frases bastan para confirmarme que, en efecto, así es. Tras el teléfono, puedo imaginar su aspecto: una cara tan impresionante como la de Samuel Beckett. Uno de esos rostros que a uno le gustaría merecer en la vejez. "Llamaba precisamente por lo de la entrevista…" "Perfecto –me responde–; si quiere, podemos hacerla ahora mismo." Desde luego, cuando uno tiene "a tiro" a un ser como John Berger dispuesto a que lo entrevisten, no puede ni debe dudar. "Aunque ahora no tengo manera de grabarla..." "No se preocupe –me tranquiliza–, tome notas: lo importante no es que reproduzca exactamente mis palabras sino su sentido." Y entonces me percato de que este creador refractario acaba de darme una de las claves de su talento: ir siempre al meollo de las cosas para captar y transmitir la esencia de las cosas.
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Entrevista a John Berger

Actualizado (Jueves, 30 de Octubre de 2008 18:39) Escrito por Favia Costa Jueves, 30 de Octubre de 2008 18:37
http://www.avizora.com/publicaciones/reportajes_y_entrevistas/textos_0002/0010_john_berger.htm
Clarín - Flavia Costa - Pintor, ensayista, crítico de arte y extraordinario novelista, John Berger conversó con Ñ de la génesis de su creación. La fascinante relación entre pintura y escritura. Y entre belleza, deseo y perfección. El compromiso de los intelectuales ante las desigualdades. Además, un texto exclusivo del escritorHay que verlo. Se puede, claro, explicar con palabras, pero entonces hay que hablar de unos ojos azul cobalto donde uno tiene la sensación de que podría perderse, del abrazo amistoso con que se despide del fotógrafo, de la música de Tom Waits sonando mientras prepara café, de las pausas sin tiempo antes de cada frase, como si escribiera mentalmente antes de hablar —y en verdad lo hace; por eso cuando al fin habla, la experiencia de la conversación es la de una revelación compartida.John Berger es inglés, tiene 78 años, ha sido pintor hasta los 30 —tiene contextura de pintor, de esos cuerpos que, se nota, no han evitado los esfuerzos—. Hace más de 30 años eligió vivir en los Alpes franceses. Es, y él lo sabe, uno de los más importantes escritores de la actualidad. Un crítico feroz de la globalización y su doble industria de ambiciosos y desamparados, y a la vez un narrador que con los materiales de la realidad social ha creado una literatura impecable, tan lejos del panfleto como del esteticismo. Y cuando abre la puerta de su casa —casa de su mujer, en verdad: la también escritora Nella Bielsky, en Antony, a pocos minutos de París, donde viven cuando escapan por algunas semanas del frío y del silencio—, sonríe con una calidez inusual, con ojos que han decidido hace muchísimo tiempo apropiarse de todo lo que sucede alrededor. Esa mirada suya es el saludo de bienvenida a su propio, omnívoro universo, donde tenemos la infantil sensación de que permaneceremos para siempre.
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Los nuevos muros de la prisión global

Actualizado (Jueves, 01 de Enero de 1970 01:59) Escrito por John Berger Jueves, 30 de Octubre de 2008 18:32
http://www.revistaenie.clarin.com/notas/2008/07/19/01717851.html
CLARIN Ñ 19-07-08
La extraordinaria poeta estadounidense Adrienne Rich dijo hace poco en una conferencia que: "Un informe elaborado este año por la Oficina de Estadísticas de Justicia revela que una de cada 36 personas que habitan el territorio estadounidense está detrás de las rejas –muchas de ellas en la cárcel, sin condena". En esa misma charla citó al poeta griego Yannis Ritsos:
"En el campo la última golondrina se había demorado Suspendida en el aire como una cinta negra en la manga del otoño No quedaba nada. Sólo las casas quemadas ardiendo quietas".
Apenas atendí el teléfono, supe que eras vos llamándome inesperadamente desde tu departamento en la Via Paolo Sarpi. (Dos días después de los resultados electorales y el retorno de Berlusconi.) La velocidad con que identificamos una voz familiar surgida de buenas primeras resulta reconfortante aunque a la vez un poco misteriosa. Porque las medidas, las unidades que empleamos para calcular la clara distinción que hay entre una voz y otra no tienen ni fórmula ni nombre. No tienen un código. En estos tiempos, todo se vuelve cada vez más codificado.
De ahí que me pregunte si no habrá otras medidas, también sin codificar pero precisas, para poder calcular otras presunciones.
Por ejemplo, la dimensión de libertad circunstancial que existe en una situación dada, su alcance y sus límites estrictos. Los presos se vuelven expertos en esta cuestión. Desarrollan una sensibilidad especial respecto de la libertad, no como principio, sino como sustancia granular. Detectan casi inmediatamente fragmentos de libertad apenas éstos aparecen.
En un día normal, de ésos en que no está pasando nada y las crisis anunciadas a cada hora son las viejas conocidas –y los políticos se presentan como la única alternativa posible a la CATASTROFE – las personas cuando se cruzan intercambian miradas para verificar si los otros estarán pensando lo mismo al decirse para sus adentros: ¡Esto es la vida, entonces!
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John Berger en tres tiempos

Actualizado (Jueves, 01 de Enero de 1970 01:59) Escrito por Luis Hernández Navarro Jueves, 30 de Octubre de 2008 18:29
http://www.jornada.unam.mx/2007/04/01/sem-luis.html
EL ESCRITOR
En la era de los ordenadores, John Berger escribe con una pluma fuente Sheaffer. Le fascina su tinta negra que asegura es "la más maravillosa tinta negra del mundo, por los otros colores que tiene". También dibuja con ella.
Foto: tomada de Selected Essays by John Berger editado por Pantheon Books
Escribe todo lo que puede, lentamente, con dificultad, durante cuatro o cinco horas diarias, después de resolver los requerimientos del día imposibles de ignorar. Busca minuciosamente la palabra adecuada, revisando en su cuerpo su significado específico. Redacta varios borradores de un mismo escrito. Los revisa y corrige detenidamente.
Dotado de una capacidad de observación sorprendente, su obra es fruto de ella y no de algo que necesariamente le haya ocurrido. Es producto de la experiencia. La narración le permite entrar en otras pieles. Escribe una vez que el silencio que necesita ser llenado encuentra un espacio en su mente. Construye sus relatos como si fueran objetos visibles.
Simultáneamente cronista y testigo, es, por encima de todo, un narrador de historias, tanto así que, hasta en sus ensayos sobre arte, lo que hace es contar historias. Como artista sigue sus instintos, y el instinto lo ha llevado a la historia de las gentes. Es un receptor natural de las historias de los otros y su arte consiste en relatarlas con una gran profundidad. Se sumerge en ellas con pasión e identidad.
Pintor y profesor de dibujo hasta los treinta años, comenzó a escribir porque sentía que lo que pasaba en el mundo era tan urgente que necesitaba hacer algo. Terminaba la década los cincuenta. La Guerra fría estaba en su apogeo. Sin participar en sus filas, se encontraba cerca del Partido Comunista. Era una figura que hablaba en mítines y daba conferencias. Explicó cómo tomó esta ruta en una carta a sus críticos aparecida en 1954: "Lejos de que la política me haya arrastrado al arte, es el arte el que me ha arrastrado hacia la política."
Publicó sus primeros escritos en el semanario de izquierda británico Tribune y, a partir de 1951, en el New Statesman. Eran pequeños ensayos de entre tres y cinco páginas, constreñidos por el formato de una revista. Una colección de estos polémicos escritos se publicó en 1960 con el título de Permanent Red. No olvidó el dibujo, aunque lo mantuvo como actividad secundaria.
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Actualizado (Jueves, 30 de Octubre de 2008 18:31) Escrito por John Berger Jueves, 30 de Octubre de 2008 18:27
El techo del dormitorio está pintado de azul pálido. De los dos grandes ganchos oxidados que sobresalen de las vigas colgaba los chorizos y los jamones el campesino que habitó la casa en tiempos. Ésta es la habitación en la que estoy escribiendo. Por la ventana se ven unos ciruelos viejos cuyos frutos empiezan a tener un intenso azul oscuro, y detrás, la colina más cercana, la primera estribación de las montañas.

Temprano esta mañana, cuando todavía no me había levantado, entró una golondrina, dio una vuelta al cuarto, se dio cuenta de su error y volvió a salir por la ventana; sobrevoló los ciruelos y se posó en el cable del teléfono. Cuento este pequeño incidente porque me parece que guarda cierto paralelismo con las fotografías de Pentti Sammallahti. Éstas también son infrecuentes, como la golondrina en el dormitorio.
Hace dos años que tengo estas fotos en casa. Las saco muchas veces de la carpeta donde las guardo y se las enseño a los amigos que pasan. Primero se quedan boquiabiertos y luego las observan detenidamente, sonriendo. Miran los lugares fotografiados durante mucho más tiempo del que es normal mirar una fotografía. A veces me preguntan si conozco a Pentti Sammallahti. O en qué parte de Rusia fueron tomadas. Cuándo. Nunca intentan dar palabras al evidente placer que les producen. Se limitan a contemplarlas y a recordar. ¿Qué recuerdan?
En todas las imágenes hay un perro, por lo menos. De esto no hay duda, y podría ser un truco sin más. Pero, en realidad, los perros están ahí para darnos la llave que abre la puerta. No, no la puerta; la cancela de un jardín, pues en ellas todo está fuera, fuera y más allá.