miércoles, 12 de agosto de 2009

Espejos, reflejos,
cristales añejos
un día un color
otro cualquiera, una flor...
y el mirar delicado
de un amor sin temor,
cambios tenues
visión en dulzor
caricias que rompen
el cristal de la pasión
con besos transparentes,
vidrio mate
en el corazón...
Espejos, reflejos
cada día
una nueva ilusión...

sensación s. f.
1 Impresión recogida por los sentidos y que es conducida a la mente por medio del sistema nervioso: tocar hielo produce sensación de frío.
2 Sorpresa o profunda impresión producida por una cosa importante o novedosa: con ese vestido provocarás sensación en la fiesta.
dar (o tener) la sensación Dar o tener una determinada idea u opinión de una cosa, sin conocerla completamente.
vox_manual()
Diccionario Manual de la Lengua Española Vox. © 2007 Larousse Editorial, S.L.
sensación
f. Como elemento constitutivo de la percepción, impresión que las cosas producen en los sentidos.
Emoción producida en el ánimo por un suceso o noticia de importancia.
psicol. Toma de conciencia de la impresión recibida por un órgano de los sentidos cuando sufre una excitación. Objetivamente, es un reflejo; subjetivamente, da lugar a un hecho de conciencia que puede convertirse en una percepción o en una imagen.
vox1()
Diccionario Enciclopédica Vox 1. © 2009 Larousse Editorial, S.L.
sensación
s f sensación [sensa'θjon]
1 impresión que dejan en la conciencia los estímulos externos que recogen los órganos sensoriales
La sensación que deja un choque de electricidad es horrible y dolorosa.
2 emoción producida por un acontecimiento
Su partida me produjo una sensación de amarga impotencia.
dar (o tener) la sensación dar o tener una idea u opinión sobre una cosa sin conocerla por completo
Da la impresión de ser una persona confiable.
kdict()
Kernerman Spanish Learners Dictionary © 2008 K Dictionaries Ltd All rights reserved.
Tesauro
sensación
sustantivo femenino
1 percepción, captación, apreciación, evocación.
Las voces designan la recepción que, de determinada cosa material, experimentan los sentidos: sensación de frío. Evocación se utiliza cuando se establece una relación con algo ya pasado en el tiempo.
2 emoción, impresión, efecto, huella, impronta, marca.
Las voces aluden a la acción que, determinada situación o noticia nuevas, producen en el ánimo de una persona.
vox_thes()
Diccionario Manual de Sinónimos y Antónimos de la Lengua Española Vox. © 2007 Larousse Editorial, S.L.

Percepción
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La percepción es la función psíquica que permite al organismo, a través de los sentidos, recibir, elaborar e interpretar la información proveniente de su entorno.
Contenido[ocultar]
1 Historia
2 Áreas
3 Naturaleza de la percepción
4 Bibliografía
5 Véase también
6 Enlaces externos
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Historia [editar]
Los primeros estudios científicos sobre percepción no comenzaron sino hasta el siglo XIX. Con el desarrollo de la fisiología, se produjeron los primeros modelos que relacionaban la magnitud de un estímulo físico con la magnitud del evento percibido, a partir de lo cual vio su surgimiento la psicofísica.
Los personajes más relevantes en el estudio de percepción fueron:
Hermann von Helmholtz, médico y físico alemán que realizó experimentos de acústica y oftalmología, entre muchas otras cosas.
Gustav Theodor Fechner, psicólogo alemán autor de la ecuación que explica la relación entre el estímulo físico y la sensación (la llamada ley de Weber-Fechner)
Ernst Heinrich Weber, psicólogo y anatomista alemán fundador de la psicofísica.
Wilhelm Wundt, médico alemán fundador del primer laboratorio de psicología experimental.
Stanley Smith Stevens, psicólogo estadounidense autor de la llamada función potencial de Stevens.
Max Wertheimer, Kurt Koffka and Wolfgang Köhler, psicólogos alemanes fundadores de la teoría de la Gestalt.
Irving Rock, científico cognitivo estadounidense.
David Marr, neurocientífico británico especialista en procesamiento visual.
James J. Gibson, psicólogo estadounidense especialista en percepción visual.

Áreas [editar]
Los principales campos investigados en percepción se asemejan a los sentidos clásicos, aunque esta no es una división que se sostenga hoy en día: visión, audición, tacto, olfato y gusto. A estos habría que añadir otros como la propiocepción o el sentido del equilibrio. Percepciones:
visual, de los dos planos de la realidad externa,
espacial, de las tres dimensiones de la realidad externa,
olfativa, de los olores,
auditiva, de los ruidos y sonidos,
quinestésica, de los movimientos,
táctica, que combina los sentidos de la piel (presión, temperatura y dolor), de los músculos y tendones,
gustativa, de los sabores.

Naturaleza de la percepción [editar]
La percepción es el primer proceso cognoscitivo, a través del cual los sujetos captan información del entorno, la razón de ésta información es que usa la que está implícita en las energías que llegan a los sistemas sensoriales y que permiten al individuo animal (incluyendo al hombre) formar una representación de la realidad de su entorno. La luz, por ejemplo codifica la información sobre la distribución de la materia-energía en el espacio-tiempo, permitiendo una representación de los objetos en el espacio, su movimiento y la emisión de energía luminosa.
A su vez, el sonido codifica la actividad mecánica en el entorno a través de las vibraciones de las moléculas de aire que transmiten las que acontecen en las superficies de los objetos al moverse, chocar, rozar, quebrarse, etc. En este caso son muy útiles las vibraciones generadas en los sistemas de vocalización de los organismos, que transmiten señales de un organismo a otro de la misma especie, útiles para la supervivencia y la actividad colectiva de las especies sociales. El caso extremo es el lenguaje en el hombre.
El olfato y el gusto informan de la naturaleza química de los objetos, pudiendo estos ser otras plantas y animales de interés como potenciales presas (alimento), depredadores o parejas. El olfato capta las partículas que se desprenden y disuelven en el aire, captando información a distancia, mientras que el gusto requiere que las sustancias entren a la boca, se disuelvan en la saliva y entren en contacto con la lengua.Sin embargo, ambos trabajan en sincronía. La percepción del sabor de los alimentos tiene más de olfativo que gustativo.
El llamado sentido del tacto es un sistema complejo de captación de información del contacto con los objetos por parte de la piel, pero es más intrincado de lo que se suponía, por lo que Gibson propuso denominarle sistema háptico, ya que involucra las tradicionales sensaciones tactiles de presión, temperatura y dolor, todo esto mediante diversos corpúsculos receptores insertos en la piel, pero además las sensaciones de las articulaciones de los huesos, los tendones y los músculos, que proporcionan información acerca de la naturaleza mecánica, ubicación y forma de los objetos con los que se entra en contacto. El sistema Háptico trabaja en estrecha coordinación con la quinestesia que permite captar el movimiento de la cabeza en el espacio (rotaciones y desplazamientos) y combinando con la propiocepción, que son las sensaciones antes mencionadas, relacionadas con los músculos, los tendones y las articulaciones, permite captar el movimiento del resto del cuerpo, con lo que se tiene una percepción global del movimiento corporal y sy relación con el contacto con los objetos.
El proceso de la percepción, tal como propuso Hermann von Helmholtz, es de carácter inferencial y constructivo, generando una representación interna de lo que sucede en el exterior al modo de hipótesis. Para ello se usa la información que llega a los receptores y se va analizando paulatinamente,así como información que viene de la memoria tanto empírica como genética y que ayuda a la interpretación y a la formación de la representación.
Este es un modelo virtual de la realidad que utiliza la información almacenada en las energías, procedimientos internos para decodificarlas e información procedente de la memoria que ayuda a terminar y completar la decodificación e interpreta el significado de lo recuperado, dandole significado, sentido y valor. Esto permite la generación del modelo.
Mediante la percepción, la información recopilada por todos los sentidos se procesa, y se forma la idea de un sólo objeto. Es posible sentir distintas cualidades de un mismo objeto, y mediante la percepción, unirlas, determinar de qué objeto provienen, y determinar a su vez que este es un único objeto.
Por ejemplo podemos ver una cacerola en la estufa. Percibimos el objeto, su ubicación y su relación con otros objetos. La reconocemos como lo que es y evaluamos su utilidad, su belleza y su grado de seguridad. Podemos oir el tintineo de la tapa al ser levantada de forma rítmica por el vapor que se forma al entrar en ebullición el contenido. Olemos el guiso que se está cocinando y lo reconocemos. Si la tocamos con la mano percibimos el dolor de la quemadura (cosa que genera un reflejo que nos hace retirar la mano), pero también el calor y la dureza del cacharro. Sabemos donde estamos respecto al objeto y la relación que guarda cada parte de él respecto a ella. En pocas palabras, estamos concientes de la situación.
Entonces, como se indicó antes, la percepción recupera los objetos, situaciones y procesos a partir de la información aportada por las energías (estímulos) que inciden sobre los sentidos.
Para hacer más claro esto veamos el caso de la visión. Este sistema responde a la luz, la reflejada por la superficie de los objetos. Las lentes del ojo hacen que, de cada punto de las superficies visibles, esta se vuelva a concentrar en un punto de la retina. De esta forma cada receptor visual recibe información de cada punto de la superficie de los objetos. Esto forma una imagen, lo cual implica que este proceso está organizado espacialmente, pues la imagen es una proyección bidimensional del mundo tridimensional. Sin embargo, cada receptor está respondiendo individualmente, sin relación con los demás. Esa relación se va a recuperar más adelante, determinando los contornos y las superficies en su configuración tridimensional, se asignarán colores y textura y percibiremos contornos no visibles. se estructurarán objetos y estos serán organizados en relación unos con otros. Los objetos serán reconocidos e identificados.
Este proceso se dará con la constante interacción entre lo que entra de los receptores, las reglas innatas en el sistema nervioso para interpretarlo y los contenidos en la memoria que permiten relacionar,reconocer, hacer sentido y generar una cognición del objeto y sus circunstancias. Es decir se genera el modelo más probable, con todas sus implicaciones para el perceptor.
La percepción está en la base de la adaptación animal, que es heterótrofa. Para poder comer las plantas u otros animales de los que se nutren, los animales requieren de información del entorno que guien las contracciones musculares que generen la conducta, que les permite acercarse y devorar a su presa (planta o animal).
De este modo, la simple respuesta a las sensaciones, es decir al efecto directo de los estímulos, no fue suficiente; la evolución desarrolló paulatinamente formas de recuperar la implicación que tenían los estímulos en relación a los objetos o procesos de los que provenían; formandose así los procesos perceptuales.
Al contar con un sistema nervioso eficiente, este se empieza a usar para otras funciones, como el sexo, la sociabilidad, etc. Por ello, la percepción es un proceso adaptativo y base de la cognición y la conducta.


EL AUTISMO
Imagine que con un sencillo sistema y sin ningún esfuerzo por su parte sus dedos se convierten en auténticos centros de sensaciones. Aunque pueda pensar que se trata de un ejercicio de relajación es ciencia pura y dura. Un equipo de investigadores alemanes ha logrado modificar las redes neuronales encargadas de procesar las sensaciones táctiles con una simple estimulación en los dedos y como consecuencia incrementar la sensibilidad de la piel.
“Estamos en una nueva era en la que comprendemos cómo manipular el cerebro”, explicó Hubert Dinse autor principal del estudio publicado hoy en Science. “El objetivo es imponer una actividad determinada a este órgano”. Los hallazgos de este trabajo abren un horizonte inmenso de aplicaciones. El equipo de Dinse ya está investigando en el que consideran el uso más inmediato, tratar de recuperar ciertas capacidades que se pierden en el proceso de envejecimiento. Sin embargo, esta metodología es también aplicable en el control del dolor crónico y también podría emplearse para que cualquier persona mejore su percepción en otros ámbitos. Quizá los artistas podrían mejorar su capacidad para captar los matices del color, las variaciones de una armonía o los terapeutas manuales mejorar las sensibilidad de sus manos. “No hay ninguna razón para creer que este sistema no pueda funcionar con otros sentidos”, aseguró Dinse. “El cerebro tiene una asombrosa plasticidad para adaptarse inmediatamente a los diferentes aspectos de su uso” explicó el investigador alemán. Basándose en esta capacidad, los investigadores observaron qué ocurría al colocar una membrana en la punta del dedo índice derecho a través de la que se transmitieron ondas de baja frecuencia durante tres horas. “La sensación es como si tocaras suavemente el índice con el pulgar”, explicó Dinse. Trascurrido ese tiempo, todos los voluntarios mostraban mucha más sensibilidad en el dedo estimulado que en el resto a la hora de distinguir pequeñas variaciones en las texturas. Pero los cambios no terminaron ahí porque en la pruebas cerebrales se puedo observar que el mapa cerebral se había modificado para adaptarse a la nueva situación. “Observamos que había más neuronas involucradas en las sensaciones táctiles”. Estos resultados dan un idea de las posibilidades que existen de manipular tanto de forma pasiva como voluntariamente las redes neuronales de un modo que impacta de forma inmediata en el comportamiento, la percepción e incluso el aprendizaje.

SENSACIÓN
Las sensaciones son las vivencias elementales cuya combinación da lugar a la vivencia compuesta que llamamos percepción. Así, la percepción de una hoja está compuesta por sensaciones táctiles de textura, dureza, grado de calor, por sensaciones visuales de color, forma, estado de movimiento,... Es común señalar que no tenemos una experiencia inmediata de las sensaciones sino que llegamos a ellas por el análisis de las vivencias complejas, en concreto de la percepción. Las tareas de la psicología en relación a las sensaciones han sido habitualmente la de la clasificación de las sensaciones en tipos y subtipos y su medida; esto último en particular en la psicología experimental, como en las investigaciones de Weber y Fechner. Finalmente, pero ya más en el lado de la fisiología que de la psicología, se investiga también la actividad nerviosa y el funcionamiento de los distintos órganos que intervienen en la presencia de sensaciones en la mente del individuo. DICCIONARIO DE PSICOLOGIA

IDEOLOGÍA : SENSACIONES
Todas estas impresiones, recibidas por los extremos de una inmensa cantidad de hilos nerviosos, se llevan como por tantos conductores eléctricos á los dos grandes centros nerviosos del cerebro y el estómago, donde causan imágenes y estímulos. Estas impresiones se llaman comúnmente sensaciones externas; pero además de estas recibimos todavía por los extremos de los nervios, que se dirigen hacia las diferentes partes del interior de nuestro cuerpo, una multitud de sensaciones que llamamos, por esta razón, sensaciones internas; tales son las que resultan de las funciones ó de la lesión de las diferentes partes de nuestro cuerpo.
Placer. Si estas impresiones son causadas por objetos que agradan, hay en aquellos centros sentimientos de placer.
Dolor. Si estos objetos no agradan, si irritan, si atacan á la armonía de los órganos, hay sentimiento desagradable ó dolor. Toda sensación, desde el momento que es sentida por el cerebro, es una percepción.


LETRA DE SENSACIONES DE IL DIVO
Antes era ahora noantes querias cada respiracion miaexplicame como los escalofrios ahora sonlas espinas de una mor que termina
Me besabas ahora nome hablabas hasta el fin de la nocheentre nostros hubo todo ahora nadasensaciones estoy hablando de sensaciones
Donde se va si no hay sensacionescomo hacer para tenerlo conmigodime si, dime que con creerlo se puedeoh sensaciones donde se va si no hay
Un dolor que ahora haytu lo sabes y entre nosotros una lamina heladasonreia ahora lloro oh sensacionesestoy hablando de sensaciones
Donde se va si no hay sensacionescomo hacer para tenerlo conmigodime si, dime que con creerlo se puedeoh sensaciones donde se va si no hay
Perdido en la estela de una historiaque va detras de nuestra fragil alma
Donde se va si no hay sensacionescomo hacer para tenerlo conmigodime si, dime que con creerlo se puedeoh sensaciones donde se va si no hay

SENTIDO SIN SENSACIONES
Esos oídos no escuchan la melodía, hace días se privaron de ello. Tímpanos que se congelan en el tiempo para oírla nuevamente en la lejanía. Esa melodía que no se deja distinguir, parece tan alejada y distante…
Ese olfato que no percibe ese inconfundible olor. Ese hermoso perfume. Feromonas impregnadas en un traje que con el tiempo va perdiendo su fragancia. Sólo queda un aroma casi imperceptible…
Esa boca que no roza esos labios rojos. Esos labios con hambre de ser besados. Siempre precisan ser protegidos para abrigar y envolver el deseo eterno…
Ese tacto no se olvida de acariciar con suavidad esa piel tersa y lozana que no se resigna a tocar. Tez y contornos dibujados en el aire…
Esa vista que no contempla la figura que lo deslumbra y lo ciega. Recuerdos que sirven de imágenes para alimentar momentos de ensoñación...
Autor: KI

Sensaciones
Las sensaciones no son parte de ningún conocimiento, bueno o malo, superior o inferior. Son, más bien, provocaciones incitantes, ocasiones para un acto de indagación que ha de terminar en conocimiento.

John Dewey (1859-1952 ) Filósofo estadounidense.
Las sensaciones no son las únicas integrantes de la experiencia. Los pensamientos son tan experimentales como las sensaciones, y tan vitales para la experiencia.

Samuel Alexander (1859-1938) Filósofo británico.
Nuestros sentidos nos engañan o son insuficientes, cuando se trata de análisis, observación y apreciación.

Pierre Bonnard (1867-1947) Pintor francés

La saturación publicitaria podría transmitir sensaciones negativas sobre las marcas y anunciantes
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Los anunciantes publicitarios consideran que la "saturación publicitaria" daña la eficacia de sus mensajes
Así lo manifestaba la propia Asociación Española de Anunciantes que incidía sobre la elevada saturación publicitaria que actualmente se desarrolla en las diferentes cadenas de televisión españolas añadiendo además que esta saturación "afecta muy negativamente a la eficacia de las comunicaciones comerciales" además de aumentar el rechazo y el descontento de los espectadores.
La saturación publicitaria es sin duda el gran debate y uno de los principales asuntos que desde la propia Comisión Europea se está intentando moderar a pesar de que todavía algunos países como España, continúan el punto de mira por la falta de aplicación y gestión de las limitaciones y leyes vigentes.
A pesar de ello, un reciente estudio de investigación llevada a cabo por el Colegio de empresarios de la Universidad de Nueva York asegura que la publicidad es necesaria porque contribuye a aumentar el interés de espectador, ya que la experiencia televisiva es mucho más placentera cuando la emisión se corta por unos cuantos consejos publicitarios. Es decir, que la experiencia televisiva es más agradable para el consumidor cuando existen algunas interrupciones, ya que éstas proporcionan atractivo al programa.
Aun con estos nuevos datos, surge la duda de que, si los anuncios gustan, ¿por qué los espectadores no lo reconocen?
Los resultados de este estudio sin duda pueden resultar algo ambiguos y confusos para el sector publicitario, pero los profesionales de la televisión manifiestan sus dudas desconfiando además de la rigurosidad del estudio
Una posible respuesta es que evidentemente existe una gran diferencia entre las breves interrupciones de anuncios y la excesiva exposición a la publicidad televisiva a la que los usuarios y espectadores son sometidos continuamente. Algo que evidentemente es lógico que despierte un sentimiento de repudia y odio hacia los anuncios publicitarios. Sentimiento que en ocasiones pueden llegar a transmitirse a la propia percepción de las marcas y anunciantes.

SENSACIONES DE BERGER. LAMPARA BERGER
En 1898 Maurice Berger inventa la Lampe Berger, ahora objeto de culto y sinónimo del buen vivir. Una gran historia centenaria con resultados sorprendentes: la Lampe Berger destruye en unos cuantos minutos olores desagradables y elimina 68% de las bacterias presentes en el ambiente, por medio de un procedimiento catalítico a alta temperatura.La Lampe Berger posee además una función opcional, la de aromatizar con Perfumes Berger en aromas florales, frutales, amaderados, vigorizantes… que influyen en el estado de ánimo y en las sensaciones, creando ambientes adecuados para cada momento especial.En dos colecciones, Lampe Berger presenta más de 150 modelos diferentes, creados por grandes diseñadores como Régis Dho, Chantal Thomass, Pascal Morabito, Hilton McConnico…FUNCION PRINCIPALCon una Lámpara Berger, un Perfume neutro y un Quemador Berger se eliminan todos los olores desagradables por un mecanismo único de combustión catalítica a alta temperatura, destruyendo al mismo tiempo 68% de las bacterias comunes que se encuentran en el ambiente.En unos cuantos minutos desaparecen por completo olores de tabaco, comida, animales domésticos, humedad, encierro, etc. Los destruye, no los enmascara!PERFUMADOEsta función inicial puede complementarse con un agradable perfumado del aire interior. Utilizando uno de los más de 25 Perfumes de Casa Berger se crea un ambiente para cada ocasión (florales, frutales, amaderados, sensuales) La creación de cada uno de los Perfumes Berger es un proceso complejo derivado de las necesidades técnicas para efectuar convenientemente la combustión catalítica.DISEÑODesde su invención en 1898, Las Lampes Berger no han dejado de evolucionar. Diseñadores de renombre han colaborado durante más de un siglo con la marca BergerHay una creación permanente a lo largo de los años de nuevas colecciones, nuevos diseños.


El novelista, ganador del Booker Prize, asegura que no habla a través de sus personajes literarios - «No los creo para reflejar mis preocupaciones sobre una serie de cosas», afirma
John Berger: «Si amamos la vida, no debemos preguntarnos el porqué de las decisiones»
El escritor británico presenta «Hacia la boda», un relato en clave musical
MANEL MANCHON

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BARCELONA.- ¿Cómo se deciden las cosas? Las personas se ven envueltas en situaciones que no controlan y a veces no son conscientes de las alternativas que eligen. El escritor británico John Berger (Londres, 1926) ha plasmado en Hacia la boda (Alfaguara), su última novela, la trayectoria de unos personajes que sufren, que reflexionan y que luchan ante la pérdida de sus propias referencias vitales. Berger refleja sus vidas pero no trata de contestar la pregunta inicial.
El autor de G, novela con la que ganó el Booker Price en 1972, quería escribir un libro como si se tratara de componer una canción. Su intento le hizo narrar Hacia la boda a través de un ciego griego -recreación de Tiresias, el vidente tebano al que los dioses privaron de la vista por revelar sus secretos- para valorar la palabra por encima de la imagen. El ciego, músico, cuenta la historia, a través de sensaciones auditivas, de unos personajes que viajan para ir a una boda.
«Soñé con un título que suena muy bien en inglés, El viernes pasado vuelve loco al lunes, y escribí a Tom Waits para que compusiera una canción con ese título, pero Waits ha cambiado de dirección y la nueva no la tengo», afirma Berger.
La canción suena en el festejo nupcial y llega hasta el lector porque el libro transmite sensaciones. Berger cree lógico que en sus libros se perciba la influencia de las imágenes cinematográficas: «El cine es la forma natural de narración de las experiencias del siglo XX», sostiene. Berger conoció al director suizo Alain Tanner después de escribir en 1958 su primera novela, A painter of your time, con quien colaboró en las películas La Salamandra, Middle of the word y Jonás que tendrá veinte años en el año 2000.
TRAS EL 68 EN PRAGA.- Zdena, uno de los personajes centrales de Hacia la boda, es una ingeniera eslovaca refugiada en Grenoble que decide volver a Checoslovaquia, dejando a su marido Jean y a su hija Ninon, ocho años después de las manifestaciones en la Plaza Wenceslaus de Praga, en 1969. Un año antes los tanques del Ejército Rojo habían invadido la capital checa. Zdena vuelve para conocer el movimiento cívico Carta 77 y se queda. Roto su mundo, elabora un diccionario político con entradas tan reveladoras como la K de Karl Kautsky, en la que se puede leer: «A los setenta años y tras intenso trabajo, llegó a la conclusión de que la revolución violenta era innecesaria. Que el fiscal general del Estado asociara tu nombre al de Kautsky equivalía a una petición de pena de muerte.»
«No construyo mis personajes para reflejar mis preocupaciones o mis ideas sobre una serie de cosas -afirma con rotundidad Berger-, creo unos personajes que dicen y viven únicamente lo que dicen y viven en la novela». Para Berger, que colaboró con el Partido Comunista británico, «Zdena se ve envuelta en una situación concreta y en un momento concreto y lucha, reflexiona y vive algo que no ha elegido».
Zdena viaja hacia la boda de su hija, en Gorino, en la desembocadura del río Po. En el camino de Bratislava a Venecia se encuentra con Tomás, un taxista con carné comunista, ex editor de la Encyklopédia Slovenska, que mientras Zdena solloza le dice: «Y que una negra montaña haya dejado sin luz al mundo. Ya es hora, ya es hora de devolverle a Dios su título».
Berger insiste en la autonomía de sus personajes. «Los personajes de Hacia la boda sufren, luchan por mantener sus mundos pero no sé más de ellos, sólo dicen lo que sienten.» El novelista, guionista y crítico de arte retoma la pregunta incial. «La interrogación sobre la toma de decisiones está en cierta medida en la novela pero eso no tiene respuesta. No hay que ser escéptico pero es una pregunta que nos lleva a un enigma que está en la vida y si la amamos no debemos preguntarnos el porqué de las decisiones».
Pero el viaje de Zdena, y de su marido Jean, que recorre en moto el recorrido desde Modane -en los Alpes franceses- hasta Gorino, hacia la boda de Ninon, es en especial la lucha contra la enfermedad. Ninon tiene el sida. Para Berger la novela es también una muestra de lo que hay que hacer con los enfermos: «La enfermedad física no tiene remedio pero la enfermedad psíquica se puede remediar con el apoyo social, para que ningún enfermo del sida se sienta marginado».
Entre la ciática y las botellas de aguardiente
La nuera de John Berger murió de sida el año pasado. Su novela no está dedicada a nadie pero Berger cederá los derechos de autor de la novela al Comité Ciudadano Antisida de Madrid, asociación dedicada a la información y prevención de esta enfermedad.
Su lugar de residencia desde 1974 está en un pueblo de los Alpes franceses, en la Alta Saboya, desde que a finales de los sesenta decidiera abandonar Inglaterra. De nuevo surge el interrogante de la toma de decisiones, «simplemente decidí marcharme, sin pensarlo demasiado».
En los Alpes franceses lleva una vida plácida aunque le ha provocado ciática. «Recojo manzanas con mis amigos campesinos para hacer un aguardiente o recogemos heno como el verano pasado, que llegamos a reunir cien kilos». «Mi vida -sentencia- está dividida entre los achaques de la ciática y la perspectiva de las botellas de aguardiente».
Su immersión en la novela la compara con la interpretación de los actores. «Caminando por la playa, después de un trabajo como actor en una película noté un dolor en uno de mis pies y visité al doctor para comprobar finalmente que no tenía absolutamente nada. Después de 24 horas volví a mi cuerpo, el dolor fue la señal de que volvía a ser yo mismo». «La experiencia -asegura Berger- es muy similar cuando escribo, cuando intento dejar a los personajes literarios.»
En Ensayo sobre la ceguera, José Saramago pregonaba la caída del individuo y su dilución social a través de una metáfora lúcida: la vista tiene sentido si contiene un modo de ver. La ceguera colectiva anunciaba el costado maléfico de la globalización, la supresión del punto de vista, el aglutinamiento de miradas en un solo costado del planeta. Tener un lugar en el mundo, más allá de las necesidades territoriales, es también observar lo que nos rodea desde alguna perspectiva. Sin distancia, no hay existencia. Uno choca indefectiblemente.
A su vez, John Berger, escritor y crítico inglés, fue, quizás, el mejor apuntador de estas nociones. En su ensayo sobre arte, Modos de ver, referencia fundamental para una generación de artistas, daba cuenta de cómo la realidad se inventa según la forma en la que es representada. En El tamaño de una bolsa (libro recién editado, que reúne una serie de artículos escritos en los años 90) reafirma este concepto a través de un sueño que le proporciona un extraño método: "El secreto era entrar en lo que estuviera mirando en ese momento -un cubo de agua, una vaca, una ciudad desde arriba, un roble- y, una vez dentro, disponer del mejor modo posible su apariencia. Mejor no quería decir hacerlo más bonito o más armonioso, ni tampoco más típico, con el fin de que un roble representara a todos los robles. Sencillamente, quería decir hacerlo más suyo, de modo que la vaca o la ciudad se convirtieran en algo claramente único".
Se trata de captar, casi en silencio, con el cuerpo distendido y no reticente, lo singular que se encuentra en todo lo observable; deslizarse, en este caso oníricamente, para revelar un mundo de diferencias, no necesariamente inconciliables. Berger (Booker Prize 1972) escribe refugiado en un pueblito de los Alpes. Desde allí repudia el "desorden mundial" y resiste al agobio que le produce la falta de arte que hay en el mundo. Las imágenes de la televisión no coinciden con lo que él supone que es la vida. Y, como tiene la idea de que "la pintura es, en primer lugar, una afirmación de lo visible", intenta restaurar la realidad a través de los trazos que mejor la compongan. Propone ver para crear y así poder creer en otra cosa.
Su nuevo libro ofrece un ramillete de personajes que se resisten a "vivir impositivamente". No es que dejen de pagar sus impuestos, pero lo hacen a cuenta de sacarle provecho a la vida, no sólo para solventar el sistema. En uno de los últimos artículos, Contra la gran derrota del mundo, Berger, como buen crítico, para entender la actualidad no acude a ninguna cronología ni determinación histórica. Encuentra en El jardín de las delicias, del Bosco, las claves espaciales del infierno actual: "Un espacio sin horizonte, sin continuidad entre las acciones ni pausas, senderos, pautas, pasado o futuro. Sólo vemos el clamor de un presente desigual y fragmentario, lleno de sorpresas y sensaciones, pero no aparecen por ningún lado sus consecuencias o sus resultados. Nada fluye libremente; sólo hay interrupciones. Una especie de delirio espacial". Someterse a una imagen es encarnar el espacio. Entonces, siguiendo las instrucciones plásticas de Berger: mejor elegir un cuadro donde vivir para representarse una vida diferente de la que nos muestran.


Entrevista al escritor y crítico John Berger: "Soy un contador de historias que resiste"

Actualizado (Jueves, 01 de Enero de 1970 01:59) Escrito por Administrador Martes, 10 de Febrero de 2009 11:52
lallibertatdelsantics.blogspot.com
Son las 19:13: le soir, en Quincy, Alta Savoya; a noitiña en A Coruña. Marco el prefijo de Francia: 0033. Voy a hablar con Beverly –como ella insiste en que la llame–: la mujer de uno de los creadores más respetados del planeta. Algo que en estos tiempos en que hasta el mundo perdió el respeto por sí mismo, ya es mucho. Tal vez lo máximo a lo que uno puede aspirar. Ella es sus ojos y sus manos delante del ordenador, pues él, como Marcel, uno de los protagonistas de Pig Earth, el primer libro suyo que se traduce al gallego, siente recelo ante esas máquinas "cuya única función es acabar con nosotros". De hecho, sigue escribiendo a mano, con pluma. Ahora está en París, donde tiene casa y va cada dos por tres, a pesar de que, como afirma su mujer, "está cansado de acudir a tantos actos, porque le quitan tiempo para escribir y, sobre todo, para vivir". Llamo, pues, para concertar una cita. Suenan tres tonos. Alguien descuelga, pero lo que escucho no es la voz de una mujer. "Hello! It's me!John Berger". Todos los compañeros que han tratado con él me aseguraron que es un hombre extremadamente amable. Y sus primeras frases bastan para confirmarme que, en efecto, así es. Tras el teléfono, puedo imaginar su aspecto: una cara tan impresionante como la de Samuel Beckett. Uno de esos rostros que a uno le gustaría merecer en la vejez. "Llamaba precisamente por lo de la entrevista…" "Perfecto –me responde–; si quiere, podemos hacerla ahora mismo." Desde luego, cuando uno tiene "a tiro" a un ser como John Berger dispuesto a que lo entrevisten, no puede ni debe dudar. "Aunque ahora no tengo manera de grabarla..." "No se preocupe –me tranquiliza–, tome notas: lo importante no es que reproduzca exactamente mis palabras sino su sentido." Y entonces me percato de que este creador refractario acaba de darme una de las claves de su talento: ir siempre al meollo de las cosas para captar y transmitir la esencia de las cosas.
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Entrevista a John Berger

Actualizado (Jueves, 30 de Octubre de 2008 18:39) Escrito por Favia Costa Jueves, 30 de Octubre de 2008 18:37
http://www.avizora.com/publicaciones/reportajes_y_entrevistas/textos_0002/0010_john_berger.htm
Clarín - Flavia Costa - Pintor, ensayista, crítico de arte y extraordinario novelista, John Berger conversó con Ñ de la génesis de su creación. La fascinante relación entre pintura y escritura. Y entre belleza, deseo y perfección. El compromiso de los intelectuales ante las desigualdades. Además, un texto exclusivo del escritorHay que verlo. Se puede, claro, explicar con palabras, pero entonces hay que hablar de unos ojos azul cobalto donde uno tiene la sensación de que podría perderse, del abrazo amistoso con que se despide del fotógrafo, de la música de Tom Waits sonando mientras prepara café, de las pausas sin tiempo antes de cada frase, como si escribiera mentalmente antes de hablar —y en verdad lo hace; por eso cuando al fin habla, la experiencia de la conversación es la de una revelación compartida.John Berger es inglés, tiene 78 años, ha sido pintor hasta los 30 —tiene contextura de pintor, de esos cuerpos que, se nota, no han evitado los esfuerzos—. Hace más de 30 años eligió vivir en los Alpes franceses. Es, y él lo sabe, uno de los más importantes escritores de la actualidad. Un crítico feroz de la globalización y su doble industria de ambiciosos y desamparados, y a la vez un narrador que con los materiales de la realidad social ha creado una literatura impecable, tan lejos del panfleto como del esteticismo. Y cuando abre la puerta de su casa —casa de su mujer, en verdad: la también escritora Nella Bielsky, en Antony, a pocos minutos de París, donde viven cuando escapan por algunas semanas del frío y del silencio—, sonríe con una calidez inusual, con ojos que han decidido hace muchísimo tiempo apropiarse de todo lo que sucede alrededor. Esa mirada suya es el saludo de bienvenida a su propio, omnívoro universo, donde tenemos la infantil sensación de que permaneceremos para siempre.
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Los nuevos muros de la prisión global

Actualizado (Jueves, 01 de Enero de 1970 01:59) Escrito por John Berger Jueves, 30 de Octubre de 2008 18:32
http://www.revistaenie.clarin.com/notas/2008/07/19/01717851.html
CLARIN Ñ 19-07-08
La extraordinaria poeta estadounidense Adrienne Rich dijo hace poco en una conferencia que: "Un informe elaborado este año por la Oficina de Estadísticas de Justicia revela que una de cada 36 personas que habitan el territorio estadounidense está detrás de las rejas –muchas de ellas en la cárcel, sin condena". En esa misma charla citó al poeta griego Yannis Ritsos:
"En el campo la última golondrina se había demorado Suspendida en el aire como una cinta negra en la manga del otoño No quedaba nada. Sólo las casas quemadas ardiendo quietas".
Apenas atendí el teléfono, supe que eras vos llamándome inesperadamente desde tu departamento en la Via Paolo Sarpi. (Dos días después de los resultados electorales y el retorno de Berlusconi.) La velocidad con que identificamos una voz familiar surgida de buenas primeras resulta reconfortante aunque a la vez un poco misteriosa. Porque las medidas, las unidades que empleamos para calcular la clara distinción que hay entre una voz y otra no tienen ni fórmula ni nombre. No tienen un código. En estos tiempos, todo se vuelve cada vez más codificado.
De ahí que me pregunte si no habrá otras medidas, también sin codificar pero precisas, para poder calcular otras presunciones.
Por ejemplo, la dimensión de libertad circunstancial que existe en una situación dada, su alcance y sus límites estrictos. Los presos se vuelven expertos en esta cuestión. Desarrollan una sensibilidad especial respecto de la libertad, no como principio, sino como sustancia granular. Detectan casi inmediatamente fragmentos de libertad apenas éstos aparecen.
En un día normal, de ésos en que no está pasando nada y las crisis anunciadas a cada hora son las viejas conocidas –y los políticos se presentan como la única alternativa posible a la CATASTROFE – las personas cuando se cruzan intercambian miradas para verificar si los otros estarán pensando lo mismo al decirse para sus adentros: ¡Esto es la vida, entonces!
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John Berger en tres tiempos

Actualizado (Jueves, 01 de Enero de 1970 01:59) Escrito por Luis Hernández Navarro Jueves, 30 de Octubre de 2008 18:29
http://www.jornada.unam.mx/2007/04/01/sem-luis.html
EL ESCRITOR
En la era de los ordenadores, John Berger escribe con una pluma fuente Sheaffer. Le fascina su tinta negra que asegura es "la más maravillosa tinta negra del mundo, por los otros colores que tiene". También dibuja con ella.
Foto: tomada de Selected Essays by John Berger editado por Pantheon Books
Escribe todo lo que puede, lentamente, con dificultad, durante cuatro o cinco horas diarias, después de resolver los requerimientos del día imposibles de ignorar. Busca minuciosamente la palabra adecuada, revisando en su cuerpo su significado específico. Redacta varios borradores de un mismo escrito. Los revisa y corrige detenidamente.
Dotado de una capacidad de observación sorprendente, su obra es fruto de ella y no de algo que necesariamente le haya ocurrido. Es producto de la experiencia. La narración le permite entrar en otras pieles. Escribe una vez que el silencio que necesita ser llenado encuentra un espacio en su mente. Construye sus relatos como si fueran objetos visibles.
Simultáneamente cronista y testigo, es, por encima de todo, un narrador de historias, tanto así que, hasta en sus ensayos sobre arte, lo que hace es contar historias. Como artista sigue sus instintos, y el instinto lo ha llevado a la historia de las gentes. Es un receptor natural de las historias de los otros y su arte consiste en relatarlas con una gran profundidad. Se sumerge en ellas con pasión e identidad.
Pintor y profesor de dibujo hasta los treinta años, comenzó a escribir porque sentía que lo que pasaba en el mundo era tan urgente que necesitaba hacer algo. Terminaba la década los cincuenta. La Guerra fría estaba en su apogeo. Sin participar en sus filas, se encontraba cerca del Partido Comunista. Era una figura que hablaba en mítines y daba conferencias. Explicó cómo tomó esta ruta en una carta a sus críticos aparecida en 1954: "Lejos de que la política me haya arrastrado al arte, es el arte el que me ha arrastrado hacia la política."
Publicó sus primeros escritos en el semanario de izquierda británico Tribune y, a partir de 1951, en el New Statesman. Eran pequeños ensayos de entre tres y cinco páginas, constreñidos por el formato de una revista. Una colección de estos polémicos escritos se publicó en 1960 con el título de Permanent Red. No olvidó el dibujo, aunque lo mantuvo como actividad secundaria.
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Abrir la cancela

Actualizado (Jueves, 30 de Octubre de 2008 18:31) Escrito por John Berger Jueves, 30 de Octubre de 2008 18:27
El techo del dormitorio está pintado de azul pálido. De los dos grandes ganchos oxidados que sobresalen de las vigas colgaba los chorizos y los jamones el campesino que habitó la casa en tiempos. Ésta es la habitación en la que estoy escribiendo. Por la ventana se ven unos ciruelos viejos cuyos frutos empiezan a tener un intenso azul oscuro, y detrás, la colina más cercana, la primera estribación de las montañas.

Temprano esta mañana, cuando todavía no me había levantado, entró una golondrina, dio una vuelta al cuarto, se dio cuenta de su error y volvió a salir por la ventana; sobrevoló los ciruelos y se posó en el cable del teléfono. Cuento este pequeño incidente porque me parece que guarda cierto paralelismo con las fotografías de Pentti Sammallahti. Éstas también son infrecuentes, como la golondrina en el dormitorio.
Hace dos años que tengo estas fotos en casa. Las saco muchas veces de la carpeta donde las guardo y se las enseño a los amigos que pasan. Primero se quedan boquiabiertos y luego las observan detenidamente, sonriendo. Miran los lugares fotografiados durante mucho más tiempo del que es normal mirar una fotografía. A veces me preguntan si conozco a Pentti Sammallahti. O en qué parte de Rusia fueron tomadas. Cuándo. Nunca intentan dar palabras al evidente placer que les producen. Se limitan a contemplarlas y a recordar. ¿Qué recuerdan?
En todas las imágenes hay un perro, por lo menos. De esto no hay duda, y podría ser un truco sin más. Pero, en realidad, los perros están ahí para darnos la llave que abre la puerta. No, no la puerta; la cancela de un jardín, pues en ellas todo está fuera, fuera y más allá.

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